Por Redacción - 29 Febrero 2016
Cuando las redes sociales empezaron, eran entornos en los que prácticamente no había publicidad o en los que directamente los anuncios habían desaparecido. Instagram, por poner un ejemplo reciente, abrió las puertas a los anuncios hace relativamente poco, convirtiéndose en una de esas grandes noticias para las marcas que hasta entonces no podían usarla para llegar de forma directa a los consumidores. Fue la última de una larga lista de redes que primero afianzaron sus volúmenes de usuarios y luego se lanzaron a hacer caja. Porque si en el comienzo de las redes sociales pocas eran las que usaban la publicidad y las que vendían diferentes formatos de anuncios, ahora se podría decir que pocas son las que no lo hacen. La publicidad está cada vez más presente en las redes sociales (y además las marcas están cada vez más interesadas en esos formatos).
Pero a medida que las redes sociales van sirviendo nuevos y más anuncios y a medida que van incorporando más y nuevos formatos publicitarios, la cuestión sobre la publicidad en las redes sociales cambia de foco. Ahora no se trata tanto de analizar si está o no está como de analizar el cómo está. Y la respuesta a ese análisis podría ser que la publicidad está de forma cada vez más y más molesta.
La última en incorporar un nuevo formato publicitario (y uno que posiblemente no haga muy felices a sus usuarios) ha sido Facebook. Facebook acaba de lanzar de forma oficial un formato publicitario para móviles que funciona de una forma inmersiva (y con carga rápida) llamado "Canvas" (aunque, como recuerdan en Business Insider, el formato ya se había probado el pasado otoño). ¿Qué es lo que hace que este formato sea completamente diferente del resto? El anuncio ocupa toda la pantalla del dispositivo móvil del consumidor. Una vez que se hace clic en el anuncio (que hasta entonces es un banner "normal"), este se despliega (de una forma muy rápida, prometen, ya que usa la misma tecnología que Instant Articles, lo que hace que se cargue 10 veces más rápido que si, por ejemplo, se hubiese mandado al consumidor a la web del anunciante) y ocupa toda la pantalla.
Según las primeras explicaciones sobre cómo funciona y cómo responden los usuarios al formato, los usuarios "se enamoran de un anuncio" (o eso dice uno de los representantes de Wendy"s, la marca de comida rápida que fue una de las primeras en probarlo). Los internautas que ya han estado expuestos a este formato permanecieron viéndolo unos 65 segundos. El anuncio no es solo a pantalla completa, sino que además puede incluir más capas de información, como vídeos, presentaciones o imágenes.
El caso Instagram
Facebook no es además la única que ha protagonizado noticias relacionadas con sus anuncios en los últimos tiempos. Instagram anunciaba recientemente que ha alcanzado ya los 200.000 anunciantes, lo que demuestra el buen ritmo de crecimiento de la fuente de ingresos de la red social y el interés que las marcas tienen en la misma, aunque también se puede leer de otra manera. Este pico de anunciantes y este interés no es más que el punto de partida e Instagram tendrá cada vez más publicidad.
Instagram ya tiene más anunciantes que Twitter, a pesar de que tienen cantidades más o menos similares de usuarios, y además cuenta con un punto de partida diferente, como recuerdan en un análisis. Instagram tiene el respaldo de la poderosa maquinaria publicitaria de Facebook, su propietaria, al fin y al cabo, lo que le permite llegar a más anunciantes y de una manera más atractiva. Si a eso se suma que la tendencia en compra de anuncios en vídeo en Instagram está en plena tendencia alcista, se puede ver la ecuación completa.
¿Se saturarán los consumidores?
Y, como siempre que se ve una tendencia como esta, la gran pregunta es la de cómo responderán los consumidores. ¿Correrán las redes sociales con esta creciente avalancha publicitaria convertirse en los nuevos medios de comunicación online y saturar a los consumidores que los emplean haciendo que odien sus anuncios? En el caso de los medios, los internautas se han hartado tanto que se han convertido en activos a la hora de dejar de ver los anuncios (como demuestra el boom de los adblockers). Teniendo en cuenta que en el móvil la tolerancia a las molestias es menor (y los consumidores acceden sobre todo desde sus dispositivos móviles a las redes sociales), el efecto podría ser en este caso incluso mayor.