Por Redacción - 20 Abril 2016
¿Quién se mantiene, hoy por hoy, al margen de las redes sociales? Cada vez destinamos más tiempo a estas plataformas, vemos las fotos de Instagram de un amigo mientras vamos en el autobús, comentamos en Twitter el programa de televisión a medida que lo vamos viendo, y recurrimos a Facebook para leer las últimas noticias de actualidad... las redes sociales forman parte ya de nuestras actividades cotidianas. Y por lo tanto, no tienen nada de especial que hayan modificado nuestro cerebro.
Y es que la plasticidad del cerebro de la que tanto se habla supone precisamente eso, que cada vez que usamos un nuevo instrumento o herramienta, algo puede cambiar en su interior (y mucho más cuando hablamos de algo como las redes sociales, que ha transformado desde nuestra forma de comunicarnos a nuestra forma de entretenernos).
Las redes sociales también han traido muchos cambios positivos a nuestra mente
Así lo certifican los expertos reunidos en "Redes III" un evento organizado por Pfizer donde se ha examinado cómo está cambiando el cerebro debido a la influencia de las plataformas sociales. Si eres de los apocalipticos que creen que Internet nos está volviendo a todos tontos, la buena noticia es que, según los expertos, las redes sociales también han traido muchos cambios positivos a nuestra mente: desde el desarrollo de nuevas conexiones neuronales a la creación de nuevos patrones de aprendizaje.
Como explica el neurólogo Pedro Bermejo "Ya se han comprobado sobre nativos digitales y se conoce que estos aprenden de un modo ligeramente diferente a los que no lo son. Por una parte, los nativos digitales son capaces de hacer varias tareas a la vez con mejor resultado y por otra son más rápidos buscando información para dar respuesta a preguntas concretas". Por contra, eso también tiene su lado negativo: "Se ha comprobado que tienen mayor dificultad para discernir entre las fuentes de información fiables y las que no lo son, dándole más importancia a la información que captan de sus amigos y conocidos, y menos a las páginas web oficiales y más confiables".
Otro cambio en las capacidades cerebrales del que se está hablando mucho, y del que los profesionales encuentran evidencia, es la pérdida de concentración y una mayor dificultad para prestar atención, así como para leer o escribir textos largos.
Los cambios a nivel cerebral y psicológico a diferentes niveles por el impacto de las redes sociales, es algo que se ha venido estudiando desde hace años. Hace tan solo unos años, el divulgador científico español Eduard Punset, profundizó sobre muchos de estos aspectos en varios de los programas de "Redes" de TVE, analizando este fenómeno y su influjo en la sociedad actual llegando a la conclusión irrefutable de que sin ningún tipo de dudas, las redes sociales no están afectando solo a la forma en la que las personas establecen sus vínculos y relaciones, si no también sobre múltiples y diferentes procesos de la psique y el cerebro.
Estas conclusiones están corroboradas por diversos estudios, como uno de la Universidad de Edimburgo que había determinado que las redes sociales estaban afectando a nuestra forma de pensar de forma analitica, ya que al tener acceso a una gran cantidad de información siempre disponible, se vuelve innecesario pensar por nosotros mismos.
Por si eso fuera poco, además tenemos una falsa creencia de que somos más inteligentes de lo que realmente somos, cuando en realidad se trata de una inteligencia superficial, supeditada a la información aportada por otros y que no responde a un verdadero análisis realizado por nuestro cerebro.
Por otro lado, el acceso a tanta información hace menos imprescindible la propia labor de nuestra memoria, algo en lo que también hizo hincapié Bermejo: "se prevé que las áreas de memoria de trabajo para manejar varios datos a la vez se ampliarán en detrimento de aquellas regiones cerebrales que utilizamos para memorizar a largo plazo".
Pero la pérdida de concentración y de espiritu crítico no lo son todo, los expertos avisan también de que las redes sociales pueden provocar adicción, porque parte del procesamiento cerebral tiene lugar en los circuitos relacionados con las recompensas, por lo que un uso no controlado podría estar asociado a algunos trastornos psiquiátricos como las adicciones.
Y es que para algunos, recibir likes es como una droga. En realidad, para todos, ya que cada vez que recibimos atención social liberamos dopamina, que ayuda a potenciar esos centros de recompensa incrementando también la sensación de felicidad.
Recibir "me gusta" no es lo único que nos genera satisfacción, otros estudios habían mostrado también que las personas disfrutan por el mero hecho de compartir información con otras a través de estas plataformas, y al parecer, revelar información sobre nosotros mismos hace que tengamos la misma sensación de placer que cuando comemos, ganamos dinero o hacemos el amor (aunque en distinto grado).