Por Redacción - 5 Octubre 2017
Una de las cuestiones que se suele asociar rápidamente a los consumidores más jóvenes es su amor y entusiasmo por las redes sociales. Para ellos, los diferentes perfiles sociales se han convertido en un elemento de expresión y los social media en el entorno favorito para conectar con sus amigos y conocidos. Las redes sociales son el elemento decisivo, la herramienta a la que siempre van a echar mano para estar en contacto con el mundo y con sus amigos y el escenario en el que muestran su día a día. Se podría decir que si tenemos una imagen de cómo son los jóvenes, esa imagen es la de alguien siempre pegado a la pantalla de su móvil y viendo qué ocurre en las diferentes redes sociales.
Sin embargo, cuando se pregunta a los propios jóvenes y sobre todo a los jóvenes que serán los grandes consumidores del mañana, la realidad es un tanto diferente. Ellos no lo ven exactamente igual y no tienen tan claro que las rede sociales sean tan maravillosas. Al menos, eso es lo que acaba de demostrar un estudio británico, según el cual a dos tercios de los escolares británicos les daría igual si las redes sociales no se hubieran inventado nunca.
Los datos pueden leerse como una muestra de que los jóvenes empiezan a estar hartos de las redes sociales. De hecho, según los datos del mismo estudio, el 71% de los escolares han hecho en algún momento una desintoxicación de redes sociales (dejando de conectarse durante un período para limpiarse de ellas).
A eso se suma que los propios jóvenes son cada vez más críticos con las redes sociales como negocio. Un 71% cree que deberían tener menos anuncios, un 61% menos noticias falsas, un 55% más contenido creativo y un 49% permitir una mayor privacidad.
Pero sin duda los datos deben leerse como una especie de cada vez mayor conciencia del peligro de las redes sociales y de la divergencia entre la realidad y lo que se ve en las pantallas de móviles y ordenadores. Un 60% de los encuestados cree que muestra una imagen falsa de ellos mismos en sus perfiles sociales. Al mismo tiempo son cada vez más conscientes de que las redes sociales pueden convertirse en un entorno negativo. Un 57% asegura que ha recibido en alguna ocasión comentarios abusivos en los social media.
Una cuestión que va más allá de los escolares
Los más jóvenes se suman así a otros colectivos, como cierto nicho de los millennials, que empezaron a mostrar signos de cansancio. Algunos millennials empezaron a borrar sus perfiles sociales, en una búsqueda de tener como cierta paz interior y hartos de la presión que estas generan. De hecho, entre los consejos recurrentes que aparecen en los artículos sobre la felicidad para este nicho de consumidores, el apagar o desconectar más las redes sociales suele aparecer de forma recurrente.
La social media fatigue empieza a ser ya un hecho y uno que comienza a tocar a más y más grupos demográficos. Algunos consumidores simplemente saltan de una red social a otra, pero algunos reducen al mínimo su presencia y actividad (cuando no acaban con ella). Ante la sobrecarga de información, hay quienes optan por desconectarse. Lo mismo ocurre con la polarización de la conversación, que genera un cierto fenómeno de hartazgo.
Los datos no suponen necesariamente que las redes sociales vayan a desaparecer o que de pronto los consumidores vayan a huir en masa de ellas, pero sí muestra una tendencia ante la que los responsables de marketing deberían estar atentos y que deberían intentar comprender porque dice mucho sobre el mundo en el que sus consumidores se mueven.