Por Redacción - 12 Septiembre 2019
Hace unos años, Facebook tuvo que empezar a enfrentarse a una situación complicada. La red social, que había nacido a principios de este siglo claramente orientada a los estudiantes universitarios (si no tenías un mail de universidad no podías acceder a ella) y que se había asentado como lo "cool" del momento, estaba perdiendo en atractivo. Facebook ya no molaba tanto y ya no era el lugar en el que había que estar.
Los usuarios más jóvenes estaban abriendo o manteniendo sus perfiles en la red social, o eso decían los estudios y las analíticas, pero lo hacían casi como una obligación más de internet. Si lo abrían era por una cierta inercia, pero donde querían estar - y donde publicaban las cosas que les interesaban y hacían su vida social - era en otras redes sociales, como Instagram. Para los más jóvenes, Facebook había perdido el atractivo.
La explicación de este punto tenía bastante lógica: Facebook había dejado de ser un lugar de moda o atractivo porque se había llenado de usuarios que le hacían perder enteros como tal. Si tus padres y tus abuelos están en la misma red social, el espacio se convertía en un lugar demasiado familiar y no tanto en un entorno en el que mantener relaciones con los amigos de tu edad y en el que publicar contenidos para ellos. No vas a publicar las fotos de la fiesta en la que has estado si las va a ver tu abuela. Y, ante esa realidad, los adolescentes migraban buscando pastos más verdes.
Esta visión de las cosas se puede convertir ya en una estadística de mercado. El problema ya se ve de forma clara en el mercado estadounidense, donde las últimas estadísticas dejan en evidencia que Facebook está conquistando ahora a los consumidores de más edad (y no necesariamente a los más jóvenes).
En general, cierto es, los jóvenes son el grupo demográfico en el que es más probable encontrarse a un usuario de Facebook. El uso entre los millennials de la plataforma se posiciona por encima del 80%, pero también es cierto que ese porcentaje se ha quedado más o menos estancado. En los últimos años, con ligeras caídas o subidas, la cuota de mercado se ha mantenido en ese cuadrante.
Por el contrario, entre los usuarios que forman parte de los grupos demográficos de más edad, el uso de Facebook se ha disparado. Es en las demografías en las que más crece. Por ello, como concluyen en Quartz, es entre los usuarios "senior" entre los que más crece la red social: son el grupo demográfico de más rápido crecimiento en uso de Facebook. Entre 2012 y 2019, el volumen de usuarios de la tercera edad se ha duplicado, apuntan.
Las estadísticas, procedentes del último estudio del Pew Research Center, muestran como el uso de Facebook entre la Generación Silenciosa (los nacidos antes de 1945) ha pasado de estar en el 21% en 2012 al 37% en la última medición. Solo el 43% de los baby boomers tenía un perfil en Facebook en 2012, mientras que en el 2019 ya estaba en la red social el 60% de ese grupo demográfico.
El atractivo de la plataforma es por tanto creciente para los consumidores de estas demografías, algo que tiene un sabor agridulce de cara a la estrategia de posicionamiento de la red social. Llegar a nuevos consumidores y aumentar el peso que se tiene en el mercado es algo valioso. Todo el mundo quiere, al fin y al cabo, crecer y conquistar nuevos mercados.
Pero, al mismo tiempo, este boom de los usuarios de más edad tiene su contrapartida. No solo es una cuestión de cómo hace que Facebook pierda atractivo (y expulsa a los consumidores más jóvenes), sino también el hecho de que los anunciantes y las empresas en general están ahora buscando sobre todo a la Generación Z.