Por Redacción - 17 Diciembre 2019
Hace unos cuantos años ya, Facebook llegó al mercado y lo revolucionó, cambiando por completo cómo nos relacionamos con la red, los contenidos y nuestros contactos. La compañía no inventó el formato "red social", pero sí hizo que se convirtiese en muy popular y pivotó en lo que era importante en la red. Cambió nuestra relación con internet y dio el pistoletazo de salida a la era de las redes sociales.
Sin embargo, no todo ha sido de color de rosa para la empresa y en los últimos años Facebook ha tenido que enfrentarse a crisis, problemas legales (véase sus tiras y aflojas con diversas administraciones públicas) o a una pérdida de confianza y de tiempos de uso. La compañía sigue manteniendo números de usuarios abrumadores, pero al mismo tiempo se enfrenta a una situación muy complicada y una en la que tiene que cambiar y reajustarse si quiere sobrevivir al medio y largo plazo.
Pero ¿cuáles son los grandes problemas de Facebook y los puntos más críticos a los que tiene que enfrentarse? eMarketer ha hecho un análisis para identificar los puntos calientes con los que cierra 2019 y con los que tendrá que enfrentarse a 2020. Son los terrenos en los que no les queda más remedio que trabajar.
No se necesita pararse mucho a pensar sobre los problemas de Facebook para llegar a la conclusión de que, su principal punto problemático, está en cómo se le ve. Facebook tiene un serio problema de imagen pública, que no ha logrado corregir con sus últimos movimientos.
De hecho, aunque los analistas de eMarketer los aprueban en esfuerzo, los supenden en progreso asociado. Han intentado hacer muchas cosas (desde campañas en medios al más sutil cambio -que ya puede ver cualquier usuario de Whatsapp ahora mismo- de poner su logo en los servicios populares que ofrece a través de otras marcas), pero no le ha funcionado.
Facebook sigue teniendo un serio problema de imagen pública y sigue sin tener la confianza de los consumidores. Solo un 19% de los consumidores (sobre una muestra estadounidense y a partir de los 18 años) confía en Facebook con respecto a su información personal. Curiosamente, Facebook ha logrado lo que pocos logran. Todas las generaciones parecen estar de acuerdo y todas muestran los mismos porcentajes de escasa confianza en la compañía.
Esto no es solo un problema en términos de percepción pública, sino que empieza a serlo en términos de impacto en el mercado. Ya no se trata solo de que estén cayendo los minutos de uso de la red social, sino que además el valor de la marca se está resintiendo. Y, para una marca que vive de la publicidad y del impacto que tiene en la vida de los demás, esto son claras malas noticias.
Facebook Watch era la gran solución de Facebook a la migración de contenidos al vídeo. Esto es, si el vídeo bajo demanda se estaba convirtiendo en el gran elemento de moda y si los consumidores estaban dedicando cada vez más tiempo a ver ese tipo de contenidos, Facebook tenía que maniobrar para entrar en ese mercado.
Lleva intentándolo unos años ya con Facebook Watch, plataforma en la que incluso ha lanzado series (algunas se cuelan en las clásicas listas de lo que hay que ver esta temporada de los medios "cool" estadounidenses) que nadie parece estar viendo (y que no asoman en los grandes premios como ocurre con las de Netflix, Amazon o incluso, y sorprendentemente, la recién llegada Apple). Los programas de Facebook Watch no son fáciles de encontrar y la plataforma no ha logrado encontrar su hueco.
Los datos de eMarketer dejan claro que pocos son los consumidores que usan la plataforma (en Estados Unidos, de donde salen sus series propias, solo son el 9% mientras Netflix lograba, por ejemplo, el 80%). Como señalan en el análisis, Facebook Watch logra posicionarse por delante de otras plataformas, como la de PlayStation, pero sus datos son bastante mediocres si se piensa que es gratis. Los movimientos de Facebook en vídeo están por tanto en el suspenso y la compañía necesita mejorar.
Aquí eMarketer identifica la tendencia pero deja claro que es todavía muy pronto para ponerle nota. En 2018 ya pronosticaban que en el mundo de las redes sociales y la red en general se estaba produciendo una migración desde un universo público, en el que se contaba todo de forma abierta, a uno privado, en el que lo importante era contar las cosas a quien tenía que recibirlas.
Los consumidores estaban cada vez más preocupados por la privacidad y, por tanto, mucho más interesados en limitar el alcance de sus mensajes. Facebook tiene, por tanto, que pivotar desde su feed a sus sistemas como Whatsapp o Messenger.
La compañía sigue, sin embargo, muy centrada en sus Stories, al menos en lo que a rentabilizarlo toca (es donde está poniendo anuncios). La sensación es que ha comprendido el cambio, como señalan en eMarketer, pero no está todavía cambiando las cosas en su modelo de negocio.