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La verdad del por qué muchos usuarios abandonan Facebook y lo que dice sobre el futuro de las redes sociales 

Las razones van mucho más allá de los escándalos políticos y demuestran que los consumidores están cansados de los entornos sociales

Por Redacción - 9 Enero 2020

Con cada escándalo político que ha ido protagonizando - y la lista es mucho más larga de la que los responsables de relaciones públicas de la compañía querrían -, Facebook ha ido viendo cómo se hacían llamamientos para que sus usuarios abandonasen en masa sus servicios. Facebook no era seguro, no era ético y no merecía los datos de sus usuarios, solían argumentar en estas llamadas al abandono sus impulsores, por lo que lo mejor para los internautas era dejar la red social.

Y durante los últimos años algunos consumidores han borrado sus datos y sus perfiles y han dejado Facebook, pero las razones por las que lo han hecho, como acaba de demostrar el análisis de un profesor universitario, Mark Whitehead, especializado en geografía humana, son mucho más complejas y dicen más sobre la situación de las redes sociales en general que sobre los escándalos políticos de forma específica.

Como señala en sus conclusiones un investigador de la Aberystwyth University, cuando se analiza qué razones han llevado a los consumidores a abandonar Facebook los escándalos políticos no ocupan una posición tan destacada como podría parecer. Aunque tras el escándalo Cambridge Analytica fueron muchos los movimientos que invitaban a dejar la red social y que proponían alejarse de Facebook y de la recopilación de datos que permitía, los efectos no fueron tan directos. No fueron tantas las personas que abandonaron la red social tras ese escándalo.

¿Qué ha llevado entonces a los consumidores a dejar la red social entre ese momento y hoy? Los testimonios que ha recolectado el investigador hablan sobre todo de cuestiones que afectan al usuario de un modo más directo. No dejamos las redes sociales por su impacto a lo grande en el mundo, sino por el impacto que tienen en nosotros mismos y en nuestra vida diaria.

Los consumidores le hablaban de cómo temían que se hubiese convertido en una cámara de eco, de los efectos negativos que la red social tenía a nivel psicológico (los social media se han convertido en una fuente de presión vía comparación, en la que siempre nos acabamos midiendo ante cómo son los demás y cuánto han triunfado en relación a nosotros) o cómo eliminar Facebook era una vía para reducir la procrastinación y el perder el tiempo.

Tu feed de ahora ya no te interesa

Además, los consumidores con los que hablaba no eran capaces de explicar de forma clara por qué habían empezado a usar Facebook en el pasado pero sí que lo que habían hecho entonces y el cómo se usaba la red social ahora han cambiado mucho. Los usuarios sienten que en cierto modo se comparte de más y que hay demasiada información personal e irrelevante en sus feeds (y si tenemos en cuenta que Facebook ha dado más peso en los últimos años a los contenidos de amigos frente a los de páginas se puede ver además la base para el crecimiento de esta tendencia).

Y estas razones parecen lógicas y comunes cuando se piensa en las historias más cercanas que todos conocemos - o hasta en algunos casos protagonizamos - sobre cómo se han migrado los hábitos de uso.

Por ejemplo, conozco a un par de usuarias que cada cierto tiempo purgan sus móviles y eliminan las apps de los social media porque sienten que pasan demasiado tiempo haciendo scroll en sus feeds. También están quienes han empezado a censurar completamente qué publican en sus perfiles en una busca clara de una mayor privacidad propia y de las personas de su entorno directo.

La actividad - y cuestiones que hace años formaban parte de lo que se hacía casi por defecto en Facebook, como compartir las fotos de las vacaciones o actualizar al grupo de amistades cercano de lo que se estaba haciendo - ha migrado a nuevos escenarios. Ahora las fotos de las vacaciones las mandamos en tiempo real a través de un grupo de Whatsapp y no nos comunicamos en los muros públicos sino respondiendo a Stories de Instagram.

Todos esos amigos poco relevantes

Sobre este último punto, me comentaba una usuaria no hace mucho que sentía que en las redes sociales se estaba migrando de vuelta a la comunicación más directa y más privada. La gente había empezado a hablarle más por mensajes directos y menos por comentarios en las actualizaciones de sus feeds. En cierto modo, su comentario era también un indicador de cómo han cambiado las cosas y de otro de los problemas que los analistas están detectando.

Volviendo a las conclusiones de la investigación universitaria, los consumidores sienten, especialmente los nativos digitales que se unieron a Facebook en los primeros años, que sus redes se han vuelto demasiado amplias.

Tienen demasiados contactos y demasiado ruido en el feed (¿quién no recibe las actualizaciones de aquella persona con la que estudiaba cuando tenía 6 años pero con quien hace unos 20 años que no habla?), lo que hace que la información se haya convertido en un lastre. Su perfil ya no es por tanto útil ni representativo (y además está lleno de información que subieron en un primer momento, en la etapa más naif de las redes sociales, y de la que ahora claramente se arrepienten de haber publicado) y ya no les interesa.

Lo que esto dice del cambio

Por supuesto, todas estas cuestiones son un serio problema para Facebook. Aunque quienes hayan borrado su perfil sean todavía estadísticamente hablando pocos consumidores, las razones por las que realmente lo están haciendo son un diagnóstico de un problema mayor.

Las causas que les han llevado al hartazgo son comunes y son también las que están llevando a no pocos consumidores a dejar de usar la red social o a hacerlo cada vez menos. Como explicaba un usuario, a veces da la sensación de que en Facebook ya solo quedan "los pesados". También se siente que quienes están todavía actualizando y compartiendo cosas son simplemente "tus tíos", que acaban de unirse a la red social mientras captaba a los consumidores de más edad.

Por tanto, si las cosas no cambian y si Facebook no logra dar un giro a la situación, se arriesga a que el número de consumidores que tiran la toalla con la red social crezca (o que directamente se convierta en un cementerio de actividad).

Y no solo eso: sus problemas son un aviso para navegantes para las demás redes sociales, ya que los problemas que marcan lo que les está pasando a ellos son algo a lo que las demás no son ajenas.

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