Por Redacción - 2 Septiembre 2020
Uno de los efectos que tuvo el cambio de estructuras de poder y audiencias y la emergencia de los nuevos jugadores online (ahora ya gigantes incuestionables en el mercado de los contenidos y de la información/comunicación) fue el boom de las quejas de las industrias que estaban previamente en el mercado.
Hace unos años, por ejemplo, era habitual que en las conferencias sobre telecomunicaciones los directivos de ese sector se acabasen quejando de las grandes compañías de internet. Sus quejas estaban orientadas a pedir una compensación. Creían que debían pagar algún tipo de peaje por usar sus redes para llegar a los consumidores.
Algo similar ocurrió - y sigue ocurriendo - con los medios tradicionales. Estos se quejan de que son sus versiones digitales las que crean contenidos que dotan de información a los servicios de los gigantes de la red, que se encontrarían con feeds vacíos de no ser por ellos.
Por tanto, exigen ser compensados por esa realidad, usando además como argumento el que están empleando sus contenidos protegidos por derechos de autor cuando repiten titulares y párrafos del contenido.
Este debate se remota a años pero, a diferencia de las reclamaciones de las operadoras de telecomunicaciones, ha tenido más éxito. El poder de presión de las grandes cabeceras ha llevado a que algunos de esos servicios online lancen versiones premium de contenidos por los que pagan (lo han hecho desde Apple a Facebook) o a que creen iniciativas que revierten cierta inversión en los medios (lo hace Google).
También ha propiciado que aparezcan normas y medidas que intentan hacer que los gigantes de internet paguen a los medios, como estos reclaman. Los resultados, eso sí, no son como los medios esperan.
El último país que ha adoptado un sistema de compensación ha sido Australia. La noticia no es exactamente nueva. En julio, ya se sabía que el país estaba trabajando en una normativa que potencialmente haría que tanto Facebook como Google tuviesen que compensar económicamente a los medios por los enlaces que comparten los usuarios en sus feeds o que directamente usan sus servicios (como ocurre en Google Noticias).
Entonces, ya se señalaba que la medida no solo era relevante para Australia, sino que además se podía convertir en un modelo de acción fuera del país.
Sin embargo, la medida podría nacer sin contenido, o al menos sin nada que realmente regular si sigue adelante. Facebook ya ha dejado claro que si entra en vigor podría directamente impedir que se compartan noticias tanto en la red social como en Instagram, tal y como recoge The Wall Street Journal.
El responsable de Facebook para el mercado australiano y neozelandés ha señalado que "ningún negocio puede operar de esta manera", ya que, como señala, la normativa australiana no habría puesto límites claros de cuánto podrían cobrar los medios.
Por supuesto, Facebook también ha recordado que son una fuente muy valiosa de tráfico. Según sus propios cálculos, en los primeros cinco meses de 2020 supuso un flujo de tráfico para los medios australianos valorado en 148 millones de dólares.
Aunque Facebook es quien, por lo drástico de lo anunciado, está acaparando titulares, no es la única gran empresa que se ha posicionado contra la norma. Google también ha señalado, como apunta el Journal, que cree que la norma daría a los medios armas para hacer "demandas irrazonables".
Y, al final, el caso australiano no parece muy diferente de lo que había ocurrido con las medidas en España y los efectos del llamado canon AEDE. Esta medida había marcado una norma por la cual los servicios de enlace de noticias tendrían que pagar una cuota por enlazar ese contenido.
La normativa, aunque afectaba a múltiples plataformas, estaba pensada con la vista puesta en Google Noticias. Parecía claro que era la manera de hacer que Google pagase a los medios, pero en cuanto iba a entrar en vigor el gigante directamente cerró su servicio de Noticias en España. La medida afectó de forma especial a los medios más pequeños, que perdieron una cantidad notable de tráfico, y, años después, los análisis apuntan que el canon no ha compensado.