Por Redacción - 7 Abril 2021
Hasta no hace muchas horas, la de Señorita Puri era una de tantas cuentas populares de Twitter. Solía aparecer en las recopilaciones de memes y tuits graciosos de temas del momento, tenía muchos followers y había propiciado, como otras cuentas populares de Twitter, el lanzamiento de unos cuantos libros.
Obviamente, los tuiteros sabían que el nombre de Señorita Puri no era el nombre real de la persona detrás del perfil (la foto de perfil es, de hecho, la de una actriz), pero sí asumían que los rasgos generales biográficos del personaje (que era madre, que había sido cajera de supermercado y que era una mujer) eran reales. La biografía que se puede leer en su página de autora en la web de Planeta dice: "Purificación García (Madrid, 1975) es una empleada de supermercado, madre dos hijos y autora del libro Te dejo es jódete al revés".
Todo esto era lo que funcionaba hasta hace unas cuantas horas, cuando estalló la controversia. Señorita Puri, como término, fue trending topic en España y se ha mantenido durante largo tiempo entre los temas del momento. Alguien había desvelado en Twitter que en realidad detrás de la cuenta se encontraba un hombre - un especialista en marketing, apuntaba el runrún del trending topic - y que, por tanto, todo lo que se daba por realidad sobre el perfil era una mentira.
De estas acusaciones nada se puede confirmar, pero eso no ha evitado que el tema se haya convertido en la controversia en social media de las últimas horas.
El perfil desapareció durante unas horas, para volver con un tuit de despedida (un fragmento de una película de dibujos animados) y un cambio en su bio ("Gracias. 5 de octubre de 2007 - 5 de abril de 2021"). En medio de todo el caos, el perfil había respondido a uno de los participantes en la controversia, puntualizando una de las pruebas (un vídeo de hace unos años en los que un hombre recogía un premio en nombre de la Señorita Puri titular: entonces esa persona explicaba que era su representante, pero el Twitter de 2021 lo vio como la prueba definitiva de la verdad).
La historia ha tenido un eco limitado a las redes sociales y a España, aunque a nivel global en las últimas semanas se han hecho virales las historias de dos cuentas en social media japonesas que eran en realidad de hombres haciéndose pasar por mujeres.
La más reciente ha sido la de una youtuber con miles de seguidores, de la que se descubrió que era un hombre que se ponía pechos postizos y que los usaba como gancho para el éxito de sus vídeos. La anterior era de la una de influencer famosa por viajar en moto por Japón: la realidad era que se trataba de un hombre de 50 años que usaba una app para cambiar su apariencia.
Volviendo al caso más cercano, ¿tienen razón quienes han destapado la supuesta verdad? En realidad, desde el punto de vista periodístico, sus acusaciones no están sostenidas con pruebas y no son, por tanto, sostenibles.
Lo cierto es que, desde el punto de vista del análisis de las redes sociales, lo interesante no es tanto quién está detrás de la cuenta como la reacción que se ha producido en Twitter ante esta historia. Si la cuenta era obviamente una bajo pseudónimo, ¿por qué se ha reaccionado de una forma tan abrupta y crítica ante la supuesta realidad?
De entrada, está la cuestión de género y de representación. Algunas de las quejas que circulaban por el trending topic iban en esa dirección: había estado opinando desde la supuesta experiencia vivida sobre temas que afectan a las mujeres (como por ejemplo la violencia machista) de los que en realidad no tenía esos conocimientos pero también había estado vampirizando una situación en la que la excesiva presencia de los hombres era ya el problema de partida (como por ejemplo la mayor visibilización de autoras en los últimos años para contrarrestar el excesivo peso tradicional de la voz masculina).
Para continuar, está la cuestión del engaño. Como me explicaba una persona que había leído uno de sus libros, a pesar de no ser especialmente seguidora del perfil, se sentía un tanto estafada: "me siento engañada", me decía, porque el libro partía de sus experiencias vitales y de la historia de su familia. Había creado esa conexión con el público partiendo de esos hitos de su existencia, hitos que ahora entraban en cuestionamiento. Esta lectora pasaba un hilo de los muchos que analizaron la historia en Twitter por WhatsApp, aunque luego reconocía que "ahora ya no sé de quién fiarme".
Y ahí es donde la historia del trending topic de la Señorita Puri se convierte en relevante desde el punto de vista del social media marketing: demuestra que, por mucho que los usuarios entren en un cierto juego (sabes que la persona de tal perfil no se llama así o que no es exactamente tal cosa), se espera una cierta veracidad.
Esto es, la esencia de la relación que se establece entre unos y otros debe ser veraz y sincera, incluso cuando se asumen sus limitaciones. En el mundo de la desinformación y de las fake news, los usuarios son además mucho más sensibles a estos temas.