Las quejas contra las redes sociales no son nada nuevo. Los anunciantes llevan años haciéndolas y aquellos que están preocupados por la privacidad también. Les mueven razones diferentes, pero al final todos ellos acaban protestando por sus características y sus funcionalidades.

En el universo de las críticas no están solos. Facebook ha ido pasando por ciertas crisis cíclicas de reputación y llamadas al boicot. Eran preocupantes - todas las crisis de reputación lo son - pero no han espantado a los usuarios de la red social, al menos de una manera masiva.

Facebook ha perdido a usuarios activos. Es lo que le pasó con los usuarios más jóvenes, que empezaron a verla como algo no muy cool a medida que sus padres y sus familiares de más edad se fueron adentrando en la red social. A medida que Facebook fichaba a la mediana edad, perdía a la juventud, aunque lo compensaba con otra de sus propiedades, Instagram. Allí era donde se habían refugiado los adolescentes y los jóvenes adultos.

Y, aunque si se les preguntase seguro que acababan hablando de privacidad y de términos de moda, los tenían más o menos contentos. Los usuarios estaban un poco hartos de la publicidad, pero ahí seguían.

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