Puede parecer una obsesión periodística, pero lo cierto es que es casi un movimiento lógico. Cuando se analizan los movimientos del mercado, especialmente aquellos que afectan a la relación entre los nuevos players y los que ya existen en el mercado, a la prensa le encanta lanzar todos esos titulares ultradramáticos de guerras y de compañías que comen a otras.

Quien más y quien menos ha leído un titular en el que la empresa X mata a la empresa Y. Dramático, pero lógico; puesto que las dinámicas corporativas son casi similares a las de un documental de sobremesa en los que los animales se comen unos a otros para sobrevivir. Para ser grande y arrasar en el mercado, las compañías deben antes desplazar a quienes hasta ese momento lo tenían todo.

La gran guerra es la que protagoniza ahora el mercado del vídeo y el guepardo que otea a las gacelas es TikTok. TikTok, que empezó como una app en la que los adolescentes hacían playback de sus canciones favoritas, se ha convertido en la última gran esperanza business del mundo de las redes sociales. Su crecimiento está siendo espectacular, su influencia culturar superlativa y su posición en el mercado cada vez mejor, beneficiada por los patrones de uso de los años pandémicos. Si su mercado es cada vez más amplio y su importancia sube, también lo hará el interés que despierta entre los anunciantes.

Los datos de crecimiento de la inversión publicitaria en TikTok han mostrado una línea al alza. La compañía detrás de la red social, ByteDance, se ha convertido ya en uno de los grandes gigantes de la publicidad mundial. Esta posición le da una situación de fuerza tal que ya puede empezar a poner fechas al momento en el que adelante y sobrepase a los gigantes de siempre de su mercado. YouTube parece la víctima más evidente.

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