Por Redacción - 20 Mayo 2022
Cuando hace unos años TikTok era aún Music.ly y estaba llena de adolescentes que subían sus versiones de playback de canciones, pocos podían prever en qué se iba a acabar convirtiendo. Entonces, no resultaba difícil asumir que la plataforma iba a ser simplemente una más de tantas cosas que tienen su pequeño momento de gloria entre un público muy de nicho.
Snapchat ya había tenido su momento de gran tirón entre los adolescentes, creando un elevado hype que luego se quedó en nada. Ni su éxito entre los adolescentes acabó siendo global ni logró salir de ese grupo demográfico. TikTok, por el contrario, sí acabó consiguiendo una proyección global y, sobre todo, marcar la agenda más allá de los adolescentes.
Aun así, de todas estas historias se puede extraer que los adolescentes y los jóvenes adultos suelen ser el público en el que las nuevas redes sociales crecen. Ellos son los habituales early adopters de los próximos grandes bombazos.
La cuestión es si los elementos de tendencia entre ellos ahora mismo lo serán también a modo más global en el futuro o si las funcionalidades de esas redes sociales conseguirán impactar en la agenda de las otras. Porque puede que Snapchat no finalizase a la altura de su hype, pero sí consiguió convertir en universal el formato de los contenidos efímeros. Ahora, todo el mundo tiene stories o ha experimentado con ellas en el universo de los social media.
Los adolescentes ya están probando nuevas redes sociales, como apuntan en un análisis de The Washington Post. Como señalan en el diario, en un entorno en el que están cada vez más preocupados por la privacidad y se es más consciente de la importancia de la salud mental, estos nuevos espacios funcionan de una manera diferente a lo que lo hacen las redes sociales ya más mainstream.
Los nuevos players emergentes funcionan como entornos para compartir fotos de forma directa con grupos de amigos más reducidos. Locket y LiveIn son las que más están creciendo y las dos funcionan como espacios para el intercambio de fotos. En Locket solo se pueden intercambiar contenidos con un máximo de 10 personas. En LiveIn sí hay feed, pero es algo limitado a los amigos.
Las dos, señalan en el análisis del Post, se orientan a centrarse en momentos. Es decir, en lugar de crear un feed público de cierto postureo, se prima el compartir momentos concretos con círculos muy cercanos. Todo esto crea una sensación de mayor privacidad, aunque, como ha demostrado la investigación del Post, estas apps también comparten datos con terceros, como Google.
Lo interesante no es tanto si son o no la panacea en términos de privacidad, como lo que suponen en tendencias de uso de social media. Esa idea de círculos más cerrados y reducidos y contenidos más reales y menos de postureo podría ser la gran tendencia que cambiaría cómo son las redes sociales. De hecho, es también la esencia de BeReal, otra app/red social emergente y que, ahora mismo, está arrasando entre la Generación Z, como apunta Business Insider, que hizo una prueba de uso durante un par de semanas.
La red social no tiene influencers y se centra en compartir contenidos con amigos reales. Sobre todo, lo novedoso es que limita por completo cuánto se puede publicar y el control sobre el cuándo. Solo puedes subir una foto de lo que ves y un selfie cuando la red social te manda un aviso de que puedes hacerlo. Tienes dos minutos para hacerlo, lo que impide hacer una gran edición de los contenidos. Todo es, por obligación, más auténtico. Además, la red limita lo que puedes hacer si no actúas. Es decir, a menos que subas tus fotos, no podrás ver las de tus contactos.