El culebrón acerca de la compra de Twitter por parte de Elon Musk está teniendo importantes consecuencias y un gran impacto directo sobre la reputación de la propia red social. Y es que, a pesar de las diferentes publicaciones e informaciones que hemos ido conociendo en relación a las declaraciones y "acusaciones" del propio Musk sobre la veracidad de las cuentas de usuarios de Twitter consideradas falsas, Twitter parece estar a un solo paso de enfrentarse a un problema mucho mayor.
Independientemente de los aspectos y condiciones legales que pueden derivar o determinar el futuro de esta adquisición y de sí la estrategia de Elon Musk tuviera como objetivo abaratar esta operación o incluso servir como excusa para dar marcha atrás en su propósito, lo cierto es que las vergüenzas y debilidades de Twitter han quedado al descubierto. Pero incluso aun sabiendo lo que todos ya sabíamos, y al margen de toda la polémica que rodea a la negociación por la compra de Twitter, lo que podemos afirmar rotundamente y sin lugar a dudas es que en relación a las cuentas falsas de Twitter, Elon Musk tiene razón. Y lo que peor, aun hay mucho más.
Han pasado muchos años desde que en marzo de 2006, Jack Dorsey publicara el que se reconoce como el primer tweet de la plataforma de micrologging. Solo un año más tarde, en 2007, PuroMarketing fue creado como un proyecto que poco a poco fue creciendo y evolucionando hasta el día de hoy. En los años siguientes a la fundación de Twitter, PuroMarketing desarrolló una estrategia y un trabajo constante para consolidar su posición y su audiencia en las redes sociales hasta ser reconocido como uno de los 30 mejores medios españoles con más seguidores en Twitter o Facebook y uno de los medios digitales del mercado hispano con mayor penetración y engagement dentro este tipo de redes. Actualmente nuestro medio supera los 442.000 seguidores en Twitter, sin embargo a pesar de esta cifra nada desdeñable, la magia de Twitter parece haber desaparecido. ¿Qué es lo que realmente está pasando?
En una conversación reciente con los expertos y directivos de nuestro medio, analizábamos precisamente el estado actual y los datos de nuestros perfiles en redes sociales. En relación a Twitter, sí, ahí aparecía ese porcentaje de usuarios y cuentas falsas que surgen como de la nada o por parte de magia. Nuestra labor en esta red social fue desarrollada con un constante y arduo trabajo realizado durante años, y jamás caímos en la tentación o el error de comprar seguidores fasos para hacer creer o aparentar de que nuestros perfiles eran más populares que otros por el simple hecho de tener un mayor número de seguidores. Nuestra estrategia siempre estuvo basada en el engagement, "hasta que el engagement murió".
Quienes ha crecido y evolucionado junto a redes sociales como Facebook o Twitter recordarán como eran aquellos tiempos en los cuales "uno hablaba y miles escuchaban". Cuando realmente decías algo incluso irrelevante y encontrabas un nivel de reacciones que hoy por hoy parecen casi una utopía. "Cuando el compartir tenía sentido" y merecía el tiempo que se dedicaba a ello. Sin embargo poco a poco, Tanto Facebook como Twitter en este caso que nos ocupa, fueron mermando y limitando el poder que un día dieron a sus usuarios.
Quienes realmente saben de esto señalan entre algunas de las razones, a que todo ello se debería a las estrategias comerciales para integrar modelos de negocios que garantizan un mayor alcance de las publicaciones. Eso sí, de pago y en detrimento de quienes utilizan este tipo de plataformas de forma gratuita. Otros sin embargo, defensores de las teorías conspirativas, aseguran que simplemente se debe a un control evidente donde la censura y unos algoritmos cada vez más sofisticados actúan como filtros para poner límites a nuestras publicaciones o determinados temas que por su impacto o influencia prefieren tener bajo un estricto control. De hecho cuando esta primera fórmula parece no funcionar, todo parece indicar que los mecanismos internos de la propia red social pueden llegar a excluirte del "hot flow" o flujo caliente y condenarte al olvido. El siguiente mecanismo es el riesgo evidente de que Twitter decida dar una cuenta por suspendida.
Basta acceder a otras redes sociales populares como Instagram o TikTok para darnos cuenta de "como fluyen sus contenidos" y el alto nivel de interacción, alcance y engagement de sus publicaciones. Sus redes de contactos y seguidores funcionan como lo hacían Twitter y Facebook en sus mejores años. Pero lo que si está claro, es que desde ellas no va a surgir ninguna revolución ciudadana. Otras plataformas como Youtube, mantienen unas condiciones mucho más estrictas y una clara censura sobre los propios Youtubers y sus contenidos. Sin embargo, su sistema de notificaciones parece ser mejor alternativa que el perder el tiempo pretendiendo que te escuchen en redes sociales como Twitter donde "todo parece tratarse de un truco de magia".
Con el paso de los años, Twitter ha ido definiendo mucho más el tipo de red social que deseaba ser. Hoy por hoy, un canal de comunicación oficial para celebridades o políticos y un timeline que otorga relevancia a la información de actualidad y noticias de diferentes medios. ¿Pero realmente es igual de efectivo para todos los medios? La realidad es que el funcionamiento de Twitter deja entrever que no todos sus usuarios son iguales y muchos gozan de un plus de notoriedad y relevancia. Que ello se deba o responda a cierta "ideología mediática" es algo que no se puede asegurar pero que si puede ser cuestionado. Tampoco nos dejemos engañar, Twitter es el reino de los bots y aquello que nos pueda resultar que aparentemente funciona, puede que simplemente sea un espejismo como resultado del trabajo y el funcionamiento de las máquinas. De hecho, los millones de bots o cuentas de usuarios falsas a las que Musk hace referencia no están muertas ni descansan pues han sido creadas para beneficiar y responder "al amo que las controla".
Tal vez el desembarco de Musk en Twitter podría empeorar las cosas mucho más. De hecho, el pasado mes de mayo, una coalición de 26 organizaciones encabezada por el organismo regulador de la industria de medios de Estados Unidos (Media Matter for America), solicitan a los grandes anunciantes de la red social que paren su inversión si Musk no cumplía con diferentes requisitos básicos de seguridad, alegando además que "bajo la gestión de Musk, Twitter corre el riesgo de convertirse en un sumidero de desinformación, contaminando su sistema de información en un tiempo donde la confianza en las instituciones y en las noticias de los medios se encuentran en sus niveles más bajos".
Sin embargo, a pesar de estos temores, la realidad es que si Elon Musk pone sobre la mesa el tema de las cuentas falsas aunque sea como excusa, es porque sabe que es verdad. Y seguramente sepa mucho más que eso. Seguramente sepa que Twitter puede funcionar a la perfección si eres Elon Musk, pero la red social ha dejado de tener un interés real para muchos de sus usuarios. Ya no hablemos del interés y utilidad que solía tener para empresas y marcas que ahora prefieren establecer conversaciones directas a través de otros canales como Whatsapp o Telegram donde nadie va a imponerles determinadas reglas no escritas ni limitar su alcance y engagement. La conclusión es clara, Twitter ha muerto para la mayoría de empresas. A ello sumar que los anunciantes huirán de un ecosistema en el que temen que sus estrategias y campañas vayan a impactar en millones de falsas cuentas de usuarios que impida generar un verdadero impacto y retorno de su inversión.
De las estrategias de Social media marketing mejor casi ni hablar. Los community managers saben que en el 99% de las ocasiones, las cuentas corporativas de Twitter son como cementerios repletos de mensajes a modo de epitafios y esquelas que no alcanzan a nadie. Las empresas están llegando a la conclusión que dedicar tiempo y esfuerzos a Twitter ya no merece la pena y que todo los años de trabajo que se invirtieron en ella se han ido al traste con sus famosos algoritmos y la notable perdida de su alcance orgánico y engagement.
En definitiva, puede que Elon Musk tenga razón y quisiera comprar Twitter para ser el centro de atención o ser el dueño del altavoz, pero se ha dado cuenta de que como negocio será un auténtico fracaso. ¡La cosa no pinta nada bien!