Por Redacción - 13 Diciembre 2016
Como ocurre cada año más o menos por estas fechas, la compañía Pantone, que es una suerte de oráculo de los colores, ha anunciado cuál será el color del año. El anuncio suele ser uno de esos extraños temas que dominan la parrilla de contenidos de varios tipos de medios y de medios variopintos. El color del año es tema del día en los medios de negocios y en los medios especializados en moda.
El color de 2017 será el tono que han llamado Greenery, que podría ser traducido al castellano como verdoso. "El Greenery irrumpe en 2017 para proveernos de la seguridad que buscamos en medio del tumulto social y el entorno político", explicaba Leatrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute. El color es un tono de verde-amarillo que, o al menos eso es lo que dice la explicación oficial, evoca los primeros días de la primavera y la renovación de la naturaleza.
El tono que se ha impuesto este año dice mucho, además, sobre el estado de las cosas y sobre el estado de ánimo de los consumidores. El color sigue la misma tendencia que habían marcado los colores de los años precedentes, tonos claros y suaves que se alineaban con la "necesidad de armonía en un mundo caótico". Eran colores que funcionaban como una especie de pausa, de elemento positivo y tranquilizador en un mundo en crisis.
En el caso del color de este año, la tendencia continúa, con la promesa además de un nuevo renacer, de un futuro próximo que será distinto y mejor (al fin y al cabo, eso es el comienzo de la primavera: la promesa de que, a pesar de lo que estamos viviendo en ese mismo momento y de los efectos del final del invierno, se acercará un futuro mucho más radiante).
Y, además, el color tiene un punto reivindicativo, algo especialmente notable en el contexto actual. "No quería ser tranquilizador", puntualiza a FastCompany Laurie Pressman, vicepresidenta en el Pantone Color Institute, "quería ser atrevido. Estamos viviendo en un tiempo en el que tu voz necesita ser escuchada".
El color del año se está convirtiendo por tanto y cada vez más en una suerte de medidor de la agenda política y de los temas que cada vez preocupan más al ciudadano y a los que las marcas tienen que prestar más y más atención. El color del año pasado, por ejemplo, estaba muy ligado a la igualdad de géneros.
Pero el color del año no impactaría en las agendas de las marcas solo por el anuncio de Pantone: lo cierto es que lo que impulsa el poder de esta denominación es el efecto directo que tiene sobre las compañías y su toma de decisiones. El color del año pronto se convierte en viral y pronto empieza a estar un poco por todas partes. Además, su efecto se nota en prácticamente todas las áreas. El color del año irrumpe con fuerza, como recuerdan en Quartz, en el diseño de interiores y en la moda, pero también por ejemplo en el branding y los logos de marcas.
Los primertos productos asociados a este tono suelen aparecer de forma rápida tras el anuncio. London, una firma de cosméticos, ya ha lanzado una línea oficial (están asociados con Pantone) de productos de cosmética greenery. Por supuesto, si se analiza lo que ha ocurrido en pasarela en los últimos meses se podrán encontrar igualmente ya muchos ejemplos de esta tonalidad.
Además, el color del año se puede ligar también (y mucho) con las tendencias del mundo corporativo. Como apunta Quartz, en los últimos tiempos se ha producido lo que bautizan como una biofilia en el entorno de marca, haciendo que el diseño de oficinas se haya convertido en un elemento eminentemente verde. Son por ejemplo todas esas oficinas llenas de plantas y árboles. Su boom no está solo ligado con la moda sino también con los recurrentes estudios que ponen todo en números (en teoría tiene un impacto en la creatividad y en la productividad de los empleados)