Por Redacción - 4 Octubre 2017
Uno de los elementos de los primeros años de internet eran los gifs. No hay más que pensar en las páginas de la era de Geocities y con cómo eran para tener claro cómo eran esos primeros gifs. Estaban en medio de la página, no aportaban mucho y resultaban cool simplemente porque se movían y porque eran como lo más en una red que estaba en sus primeros años. Pronto sin embargo pasaron de moda. Eran una horterada y nadie con un mínimo sentido del diseño debería usarlos. Los gifs se habían convertido en una especie de elemento maldito, que debía ser empujado al fondo de la red y nunca debería ser recuperado.
Sin embargo, en los últimos años, los gifs han vuelto y se han convertido en un elemento de moda. Las redes sociales los han ido aceptando poco a poco y hasta sistemas de mensajería como Whatsapp permiten emplearlos. Los gifs se han convertido en una especie de elemento no solo cool sino también clave para demostrar que se está en la onda, como demuestra el creciente interés de las empresas por emplearlos y su búsqueda constante del gif más adecuado para publicar en la conversación que están gestionando en redes sociales.
Las marcas crean sus propios gifs y los gigantes de Hollywood o de la tele los usan ya para posicionarse en el mercado y para conectar con la audiencia. Que tu gif se convierta en parte de la conversación y que los consumidores lo empleen de forma habitual en sus mensajes, se puede convertir en la llave para viralizarse y, sobre todo, para entrar en la cultura popular.
Y, todo ello, ha hecho que los gifs no sean ya simple y llanamente una curiosidad o una cosa graciosa que se puede emplear en la red y que puede ayudar a conectar con las audiencias. Los gifs se han convertido en un negocio y en un negocio con potencial para mover millones de dólares (o incluso miles de millones de dólares, todo depende de cómo se decida monetizar el potencial del mismo).
Giphy, la empresa que es en cierto modo la reina de los gifs en el mundo contemporáneo, fue valorada hace unos años en 300 millones de dólares. Ahora vale ya unos 600 millones (o eso creen los inversores) y los analistas se preguntan cuánto dinero se podrán llevar cuando decidan monetizar su alcance. La compañía es mucho más que una curiosidad, o al menos eso es lo que se desprende leyendo el perfil que han hecho en FastCompany sobre cómo operan y cuáles son sus objetivos. Giphy consiguió pasar de ser una página para encontrar gifs a ser la gran jugadora de este creciente mercado a medida que se fue integrando en diferentes plataformas (cuando se mandan gifs desde Slack hasta Facebook se hace con Giphy) y, sobre todo, a medida que logró convertirse en el lugar para encontrar el gif.
En los últimos Emmys, por ejemplo, la plataforma sentó a un equipo de trabajadores a ver en directo la gala de entrega de premios y a capturar los gifs del momento. El gif no tiene que ser lo obvio, sino más bien lo que sorprende y lo que conecta con la audiencia. En cifras medias generales, Giphy ya tiene cifras de infarto. Cada día, unos 300 millones de personas ven al menos un gif de Giphy. Y cada día se comparten unos 2.000 millones de gifs a través de su plataforma. Son números serios y son números que demuestran que los gifs no son ya una curiosidad, sino más bien un potencial negocio.
En el caso de Giphy, la compañía no solo tiene el músculo de muchos gifs y muchos consumidores, sino también el blindaje de acuerdos de distribución con muchas compañías de contenidos y música. "Somos en cierto modo una compañía de distribución de contenidos", decía ya hace unos años su CEO, Alex Chung, prometiendo también que "vamos a hacer montañas de dinero".
De hecho, Giphy no tiene una manera clara de monetizar lo que está haciendo ahora mismo, pero sí planes para ello. Sus responsables dejan claro que podrían hacer dinero con los gifs (y se da por sentado que lo harán en algún momento) y dan un dato importante y muy a tener en cuenta. El último formato que los anunciantes están buscando y deseando es algo en lo que ellos juegan con ventaja. Ahora que todo el mundo está como loco intentando posicionarse en el anuncio de seis segundos ellos juegan con la ventaja de que lo que han hecho y en lo que son fuertes es en transmitir mensajes en cuestión de segundos.
Y, por supuesto, los gifs solo tienen que abrirse a las marcas y solo tienen que dejar que estas sean las que produzcan los mensajes. La competencia de Giphy, Tenor, ya está preparándose para lanzar campañas de pago con marcas en las que los gifs de estas llegarán a los mercados que ellos quieren alcanzar. Aunque, eso sí, conectar con los consumidores obligará a las marcas a ser mucho más imaginativas de lo que podrían serlo en otras áreas. Como le explica a FastCompany un directivo de Lego, cuando sus consumidores están buscando ese gif que quieren usar no buscan exactamente a la marca sino los mensajes que ese gif transmite. Las marcas tienen que aprender a jugar con ello. Tienen que ser capaces de entrar en el contexto.
Eso es lo que hará, por otra parte, que sus mensajes gif logren lo que han logrado también los gifs normales: un mayor balance de clics que otro tipo de contenidos.
Hacer gifs se ha convertido ya en un negocio y también en una oportunidad laboral a medida que las empresas han empezado a contratar a profesionales que se encarguen de diseñar y crear sus gifs (y en una además lucrativa). Lo interesante está en que por ahora aún no hemos visto todo lo que puede dar de sí.