Por Redacción - 4 Diciembre 2019
El buen uso de los colores es una de las piezas clave en el trabajo en marketing. Los colores logran transmitir mucha información a los consumidores, sin que estos tengan que hacer un esfuerzo extra para acceder a ella.
Los colores dan información además que se ha asentado por influencia de la cultura pero también otra que funciona a un nivel subconsciente y que añade capas de significado a las cosas. Gracias a un buen uso de los colores, las marcas consiguen transmitir a los consumidores valores, características y percepciones sobre sus productos y servicios y también consiguen empujarlos a que los compren.
Además, los colores son una llave para posicionar a los consumidores en el entorno en el que los vendedores quieren tenerlos. Por ejemplo, en los supermercados, funcionan como una especie de codificación que transmite valores y que lleva a los compradores a zonas y espacios. El color verde se usa para transmitir la sensación de fresco y para llevar al consumidor a la zona de frutería y verduras. En cierto modo, los lleva al campo.
Igualmente, los colores logran crear la atmósfera festiva adecuada y ponernos en el momento del calendario más ajustado a lo que las compañías nos quieren vender. Los tonos anaranjados, por mostrar uno de esos movimientos, transportan rápidamente al consumidor a Halloween. Los verdes, los rojos y los dorados lo hacen a la campaña de Navidad.
Cuando empiezan a aparecer en tiendas, productos y packaging, el consumidor recibe claramente el mensaje de que ha llegado ya la temporada navideña y que debe comprar. De hecho, los colores del packaging navideño son habitualmente el rojo, el verde y el dorado, sea lo que sea que se vende y sea lo que sea lo que se está intentando posicionar.
Burger King empaquetó hace unos años sus hamburguesas en un papel rojizo y Starbucks, un claro caso de éxito de uso del packaging navideño, emplea habitualmente esas tonalidades o algunas relacionadas. No son las únicas marcas. Las marcas emplean de forma recurrente estos colores a la hora de presentar sus productos en sus ediciones navideñas.
También son los colores que predominan en la decoración, los escaparates, y por supuesto, en las promociones, campañas y anuncios publicitarios de navidad que lanzan durante estas fechas.De hecho, previamente y durante a este periodo navideño, las marcas suelen aumentar su apuesta publicitaria a través de todo tipo de medios, y es ya tradicional que la mayoría de sus anuncios, se desarrollen acentuando la utilización de sonidos, melodías y los colores que asociamos a este periodo festivo.
Los expertos creen que los colores de la Navidad son una mezcla de historia, colores "de temporada" y el impacto de las marcas. El color rojo y el verde habían estado ya presentes en las paletas navideñas de la Edad Media y el Renacimiento, al menos en los paneles que se recuperaban para celebrar estas fiestas y que por ello marcaban que habían llegado. La tradición habría ido, por tanto, en esa dirección. A eso hay que sumar cómo los movimientos de las marcas y la popularización de ciertos símbolos asentaron la paleta cromática.
La experta en colores Arielle Eckstut apuntaba que los colores de la Navidad han acabado siendo el consenso general partiendo de los colores de la naturaleza y del impacto de las prácticas comerciales. La combinación de rojo y verde como colores de la Navidad es, para esta experta, la suma de "la belleza de la naturaleza y la ignorancia del comercio".
Los elementos naturales asociados a la Navidad, desde el árbol navideño al acebo, muestran estas combinaciones de colores. El acebo es, en general en Europa, la planta vinculada a la Navidad y por tanto es lógico que sus colores se asocien a las fiestas.
Eso sí, aunque estos colores ya estuviesen marcando la agenda navideña, no eran en un primer momento los únicos. Eckstut recuerda que en las felicitaciones navideñas victorianas también aparecían de forma recurrente otras combinaciones de colores y colores, como el azul, que hoy asociamos menos la Navidad.
¿Qué cambió? La clave está en Coca-Cola. Ellos asentaron la imagen del Santa Claus vestido de rojo (su color corporativo) y con ello a esa tonalidad como el color de la Navidad. No lo inventaron ellos, pero sí lo popularizaron de un modo abrumador.
Aunque el principal factor que condiciona el color de la mayoría de botellas de champagne o de vino es la protección contra la luz,no es, ni mucho menos, el único motivo para decidir el color de la botella. De hecho, la principal razón real suele ser meramente comercial y más en un producto cuyo consumo suele aumentar considerablemente en todo tipo de fiestas. A pesar que el cristal verde suele ser el más barato del mercado, lo que reduce costes, algunos fabricantes prefieren usar colores más oscuros para que no se aprecie tan fácilmente el nivel de lo consumido. Otros sin embargo, optan por colores oscuros para dotar a su producto de un toque más premium y elegante.
Aunque rojo y verde sean considerados los colores navideños más representativos de la Navidad, otras combinaciones también destacan entre los productos de todo tipo de marcas. Negros y dorados generalmente también son muy utilizados, sobre todo en los casos donde se pretende transmitir, el valor añadido de los productos premium. Es decir, aquellos que en teoría son de mayor calidad, exclusivos o elaborados de forma especial, tomando el concepto de "Black Label" o etiqueta negra.
Es por ello que el color negro suele ser asociado con el lujo. Es un color fuerte y ofrece elegancia y que siempre es bien combinado con elementos dorados , pero no es suficiente con el color. Si las marcas pretenden que sus productos tengan una "apariencia premium", también debe transmitirse la misma calidad especial a su diseño.
El valor del color en el packaging es clave y su determinación debe ser parte esencial de una estrategia de diseño y de posicionamiento de producto que también puede adaptarse a un momento o época del año.