Por Redacción - 25 Enero 2024
La noticia de los recortes de ingresos y despidos en Twitch ha generado un revuelo significativo. La compañía, al igual que otras empresas tecnológicas, se ha visto obligada a tomar medidas para mantener su viabilidad financiera. En un reciente anuncio, Twitch confirmó la eliminación del 35% de su plantilla, lo que equivale a más de 500 empleados, según declaraciones del CEO Dan Clancy.
Todo ello está afectando a modelo de ingresos que los streamers de la propia plataforma. Una de las fuentes principales de ingresos para los creadores de contenido en Twitch es el programa de suscripciones Prime Gaming, que permite a los usuarios de Amazon Prime suscribirse a un canal de forma gratuita cada mes. Aunque estas suscripciones son una forma de apoyo a los streamers, recientemente se han visto afectadas por recortes en sus ingresos. Antes, cada suscripción gratuita reportaba al streamer alrededor de 1,90 dólares, pero con los cambios actuales, esta cifra se ha reducido a 1,55 dólares, lo que equivale a aproximadamente 1,42 euros. Es importante señalar que este monto aún está sujeto a deducciones fiscales, lo que disminuye aún más el ingreso neto para los creadores.
La realidad para muchos streamers es que dependen en gran medida de estas suscripciones Prime Gaming para mantenerse a flote económicamente. A pesar de la disminución de ingresos, la mayoría de los streamers agradecen a Amazon por esta forma de respaldo financiero.
De acuerdo con datos proporcionados por la agencia Play The Game, se estima que, en promedio, los streamers podrían experimentar una disminución de sus ingresos mensuales en alrededor de 10.000 euros. Es importante destacar que algunos creadores de contenido, como Illo Juan, enfrentarían pérdidas trimestrales significativas, aproximadamente de 200.000 euros, mientras que Ibai se vería afectado con alrededor de 130.000 euros en pérdidas. La disminución de ingresos afectaría de manera más pronunciada a los streamers cuya audiencia se encuentra concentrada en España, presentando una media del 57% en la reducción de sus ingresos, en comparación con aquellos con audiencia en Latinoamérica.
Mientras tanto, en el mundo de YouTube, la principal fuente de ingresos para los creadores de contenido es la publicidad. Sin embargo, según datos de Alphabet, la empresa matriz de YouTube, los ingresos publicitarios de la plataforma en 2023 experimentaron una disminución del 2,6%, alcanzando los 29.100 millones de dólares. Este descenso ha llevado a especulaciones sobre el futuro de la monetización en YouTube y plantea la pregunta de si los youtubers podrían enfrentar la posibilidad de tener que pagar por mantener sus canales de video.
En el ecosistema de YouTube, el modelo y sistema de monetización se basan en la publicidad, que se contabiliza por cada mil visualizaciones de anuncios, conocido como CPM. Este valor varía entre 0,23 euros y 3,70 euros aproximadamente, dependiendo del creador y, especialmente, del país desde el cual se emitan los contenidos. Los videos en la plataforma contienen anuncios, y una porción de esos ingresos publicitarios se destina al creador del contenido.
No obstante, YouTube enfrenta un dilema crítico, como ya comentó hace unos años Enrique Dans. A pesar del crecimiento constante en el tráfico de la plataforma, los creadores ganan proporcionalmente menos dinero. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo de negocio. Muchas marcas que buscaban captar la atención del exigente público juvenil a través de anuncios en diversos canales están reconsiderando esta estrategia. Se percatan del riesgo de vincular su imagen a perfiles a menudo volátiles e inestables, así como de la limitada efectividad de las impresiones generadas.
La dificultad para obtener ingresos crecientes al publicar vídeos en YouTube se atribuye a la economía de la atención que, en realidad, nunca funcionó de la manera idealizada. Más bien, se alimentó de mitos y de un sistema de estrellato ficticio creado y fomentado por la propia compañía. En la práctica, solo unos pocos lograron generar ingresos sustanciales, y una cantidad aún menor logró tener un impacto significativo para las marcas que se anunciaban junto a su contenido. Este fenómeno plantea desafíos significativos para los creadores de contenido y destaca la necesidad de repensar la relación entre los anunciantes y los creadores en la plataforma.
La preocupación sobre esta posibilidad se basa en varios factores. Por un lado, los costos operativos de YouTube han aumentado debido a inversiones en nuevos recursos y funciones. Además, la competencia de otras plataformas, como TikTok, que están ganando popularidad, podría impulsar a YouTube a buscar nuevas fuentes de ingresos, incluida la posibilidad de cobrar a los creadores de contenido.
No es descartable pensar que en un futuro no muy lejano, pudiera instaurarse un modelo de servicio premium en plataformas como Twitch y YouTube, donde los creadores de contenido se verían obligados a pagar tarifas premium para sufragar los costos asociados a la infraestructura tecnológica de sus canales. De hecho, ya existen algunas plataformas que han adoptado este enfoque, como Nebula o Patreon.
Aunque la publicidad en video ha sido históricamente una fuente vital de ingresos para las plataformas de streaming, su valor está en declive debido a la proliferación de bloqueadores de anuncios y la creciente competencia de otros formatos publicitarios, como los anuncios nativos. Esta situación podría motivar a las plataformas a explorar alternativas de ingresos, entre las que se destaca la posibilidad de implementar suscripciones premium.
Un modelo de servicio premium podría resultar atractivo para los creadores de contenido que buscan un mayor control sobre su producción y audiencia. Les brindaría la oportunidad de ofrecer funciones y beneficios exclusivos, como la eliminación de anuncios, transmisión de alta calidad o acceso a contenido exclusivo.
No obstante, surgen desafíos que podrían obstaculizar la adopción generalizada de este modelo. Uno de ellos es la resistencia de los propios creadores a pagar por un servicio que, hasta ahora, han proporcionado de manera gratuita. Otro desafío significativo radica en la necesidad de educar a los usuarios sobre los beneficios reales de suscribirse a un servicio premium.
Si youtubers y streamers se vieran obligados a pagar por mantener sus canales, esto podría tener un impacto significativo en las plataformas. Los creadores de contenido podrían enfrentarse a la disminución de la cantidad y calidad del contenido, ya que algunos podrían no poder costear los gastos asociados. Además, la diversidad de la comunidad de YouTube podría verse afectada, ya que los creadores de canales más pequeños podrían abandonar la plataforma.
Tanto en Twitch como en YouTube, las plataformas están lidiando con desafíos financieros que afectan directamente a los creadores de contenido. La incertidumbre sobre el futuro de la monetización y la posibilidad de que los youtubers tengan que pagar por mantener sus canales plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo de estas plataformas y su capacidad para mantener la diversidad y calidad del contenido ofrecido. La evolución de estos factores determinará el panorama futuro de la industria del streaming y del contenido digital.