Por Redacción - 15 Abril 2025

En los últimos años, diversos estudios han evidenciado una pérdida progresiva de eficacia de los medios tradicionales, como la prensa y la televisión, para llegar a las nuevas generaciones en España. El informe del Marco General de Medios de 2025 muestra una tendencia clara a la baja en la audiencia de formatos como diarios, revistas, radio y televisión desde 2015. En particular, la televisión ha visto disminuir su audiencia en un 7,9%. Esta pérdida de atención se intensifica entre los menores de 35 años, quienes, tienden a evitar activamente las noticias en estos canales. Para la Generación Z, la televisión tradicional es prácticamente irrelevante, un medio que muchos ignoran por completo.

Internet y los dispositivos móviles se han consolidado como la principal puerta de acceso a la información para las nuevas generaciones

Este distanciamiento está estrechamente ligado a los cambios en los hábitos de consumo de información y entretenimiento. Las generaciones más jóvenes optan por Internet como su principal fuente de contenidos, dejando atrás los formatos tradicionales. Las redes sociales y las plataformas digitales se han convertido en los principales canales informativos para los jóvenes. De hecho, ya en 2021 los datos indicaban que el 71% de los jóvenes de entre 16 y 24 años prefería obtener información a través de redes sociales antes que por medios convencionales. TikTok, por ejemplo, ha experimentado un crecimiento exponencial como fuente de noticias entre los jóvenes, mientras que YouTube también gana protagonismo en este ámbito. En muchos casos, los jóvenes no buscan activamente las noticias, sino que las encuentran de manera incidental mientras navegan por sus redes sociales. Esta modalidad de consumo se ve reforzada por la preferencia por contenidos digitales que sean personalizables, interactivos, con poca o ninguna publicidad y disponibles desde múltiples dispositivos.

Los jóvenes manifiestan una marcada inclinación hacia los entornos digitales tanto para mantenerse informados como para entretenerse. De hecho, casi nueve de cada diez adolescentes acceden a Internet varias veces al día o permanecen conectados de forma constante.

Internet ha desplazado por completo a los medios tradicionales como la fuente principal de información para la juventud.

Internet no solo ha reemplazado a los medios tradicionales como principal fuente de información para las nuevas generaciones, sino que también se ha consolidado como el espacio más fértil para las estrategias de comunicación y marketing de anunciantes y marcas. La capacidad de segmentar audiencias con precisión, adaptar mensajes en tiempo real y generar interacciones directas ha transformado la forma en que las empresas se relacionan con los consumidores, especialmente con los más jóvenes.

Las plataformas digitales no solo permiten llegar donde están los usuarios, sino también cómo y cuando prefieren recibir los mensajes. A través de redes sociales, motores de búsqueda, aplicaciones móviles y contenidos personalizados, las marcas logran integrarse de manera natural en la vida digital cotidiana de su público. En este entorno, el impacto de la publicidad tradicional pierde fuerza frente a estrategias más dinámicas, interactivas y emocionalmente conectadas con los intereses y hábitos del usuario. Además, la publicidad en los medios tradicionales está mucho más presente e intrusiva, mientras que en las plataformas digitales los usuarios pueden elegir más fácilmente el tipo de contenido que quieren consumir y, en muchos casos, tienen opciones para evitar la publicidad.

Los jóvenes han adoptado un estilo de vida digital, donde Internet y los dispositivos móviles son sus principales herramientas para acceder a información y entretenimiento. Las plataformas digitales ofrecen una inmediatez, interactividad y personalización que los medios tradicionales no pueden igualar.

Para los jóvenes, las marcas no solo venden productos o servicios, sino que también representan valores, estilos de vida y narrativas con las que se identifican.

En este sentido, el ecosistema digital permite a los anunciantes no solo captar la atención de estas audiencias, sino construir vínculos más sólidos y duraderos. Así, Internet se posiciona no solo como el principal canal informativo, sino también como el escenario clave donde se construyen las relaciones entre las marcas y las nuevas generaciones. Internet se ha convertido en un eje fundamental en la relación entre las marcas y los consumidores. Ya no se trata únicamente de un canal adicional de comunicación, sino del espacio principal donde se construyen, mantienen y fortalecen los vínculos entre ambos. Las marcas que entienden esta nueva dinámica digital pueden interactuar de forma directa, inmediata y personalizada con sus audiencias, generando experiencias más cercanas y significativas.

Además, el entorno digital permite una medición constante del impacto de las acciones, lo que facilita la toma de decisiones basada en datos. En este sentido, Internet no solo actúa como puente entre empresa y consumidor, sino también como una poderosa herramienta estratégica. En un mercado cada vez más competitivo y en constante evolución, tener una presencia digital sólida y coherente ya no es una opción, sino una necesidad para cualquier marca que aspire a mantenerse relevante.

Sin embargo y a pesar de esta migración a entornos digitales, la confianza en las fuentes de información sigue siendo un tema sensible. Aunque los jóvenes acceden a noticias en redes sociales con mayor frecuencia, no depositan en ellas una confianza plena. A pesar de informarse principalmente por redes sociales, los jóvenes en España sienten que están más expuestos a la desinformación.

Aun así, esta realidad nos muestra claramente cómo las nuevas generaciones están dejando atrás los medios tradicionales como principal canal de información y entretenimiento, dando paso a un ecosistema digital más flexible, accesible y conectado a sus preferencias. Este giro impone un reto importante para la prensa y la televisión tradicionales, que deben reinventarse si desean mantenerse relevantes ante audiencias jóvenes cada vez más exigentes y tecnológicamente integradas. Adaptarse al lenguaje, formato y ritmo de estas nuevas formas de consumo ya no es una opción, sino una condición para la supervivencia mediática.

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