Por Redacción - 7 Septiembre 2016
La televisión ha visto cómo se producían unos cuantos cambios de peso en los últimos tiempos. Las pautas de visionado de los consumidores han cambiado y lo han hecho, además, de forma bastante abrumadora. La televisión ha ido protagonizando estudios en los últimos tiempos en los que se ha ido dejando claro que cada día está perdiendo más peso entre los espectadores, especialmente entre ciertos nichos demográficos concretos, ya que la influencia de internet está mudando los hábitos de visionado. La red ha acostumbrado a los espectadores a acceder a los contenidos bajo demanda y a ver lo que quieren cuando lo quieren, por tanto. Han aparecido nuevos modos de ver la tele, como el hacer maratones de contenido o binge watching, y han aparecido nuevos competidores de nueva generación para los tradicionales canales de televisión, como es el caso de las páginas de VoD.
Pero la red y su creciente popularidad tienen más peso en la definición de la nueva televisión que el simplemente estar robando sus audiencias. La tele no solo tiene que enfrentarse a la red para mantener sus espectadores, sino que además tiene que ser capaz de jugar con las armas que este escenario aporta para poder ganar audiencias o incluso mantenerlas. La relación entre la televisión e internet, especialmente en lo que a redes sociales se refiere, es cada vez más estrecha.
La clave de todo esto está en cómo descubrimos ahora nuevos programas de televisión y en qué basamos nuestra decisión de sentarnos a verlos. Puede que en el pasado los espectadores se basasen en las campañas publicitarias o en la cobertura mediática para escoger qué ver. Ahora siguen al poder del trending topic. Que un programa o serie triunfe en redes sociales es, por tanto, un incentivo para verlo: los espectadores ven aquello que los demás están comentando en Facebook, Twitter y similares y, por ello, la actividad en estos escenarios se ha convertido en clave para empujar (o no) las audiencias.
Uno de los últimos estudios en abordar este tema (aunque no es el primero y posiblemente no será el último) lo ha elaborado la firma DigitalSmiths, que ha basado sus resultados en una muestra estadounidense. Según sus conclusiones, 4 de cada 10 espectadores han visto un programa o una serie en televisión simplemente gracias al buzz que generaba en redes sociales. Es decir, el hecho de que todo el mundo estuviese hablando de ella les llevó a sentarse a verla.
Pero lo interesante no es solo este dato, sino también la evolución del histórico del mismo. A medida que pasan los años y a medida que las redes sociales se van convirtiendo en una parte más y más recurrente de las vidas de los consumidores, el peso que estas tienen en sus decisiones es más elevado. Las redes sociales influyen hoy más que ayer en cómo se ve la tele.
Así, y partiendo del histórico de información de los estudios de esta firma, en un par de años los números han ido creciendo a ratios de doble cifra. En el primer trimestre de 2013, solo un 18% de los espectadores reconocía que veía un programa porque estuviesen hablando de él en redes sociales. En el segundo trimestre de 2015, la cantidad ya había subido 10 puntos porcentuales y estaba ya en el 28%.
Además de tener en cuenta lo que ocurre en las redes sociales, los espectadores tienen como punto de partida otros cuantos elementos tecnológicos a la hora de establecer lo que quieren ver. Un 35% usa webs o apps de terceros para determinar sus elecciones y una minoría (pero una con mucho potencial para el futuro) usa las búsquedas de voz. Uno de cada diez espectadores usa la búsqueda de voz para encontrar lo que quiere ver. Teniendo en cuenta que las búsquedas de voz aún tienen mucho por crecer, la cantidad podría fácilmente crecer en el futuro.
Sea como sea, lo que queda claro es que la televisión y el cómo se accede a sus contenidos está cambiando y a las marcas no les quedará más remedio que tenerlo presente.