El desarrollo de nuevas tecnologías y, sobre todo, la invasión de las redes sociales en nuestras vidas ha hecho emerger un nuevo tipo de periodismo, llamado ciudadano o participativo. Blogs, fotoblogs, fotografías hechas y enviadas a una redacción desde un teléfono móvil, denuncias o noticias en perfiles de redes sociales… lo cierto es que el medio digital ha instalado una imprenta, una emisora de radio y una cadena de televisión en muchos hogares.
En este escenario y, ante tal cantidad de información, a tiempo real, ha aumentado el uso de las redes sociales, especialmente de Twitter, como fuente informativa por parte de los medios de comunicación.
Según el reciente estudio Periodistas y Redes sociales, realizado por Janssen Observer y presentado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) las redes sociales continúan consolidando su posición como herramienta de trabajo y fuente de información en la profesión periodística. El 70% de los entrevistados ha asegurado utilizar las redes como herramienta de trabajo habitual.
Ante este panorama, no debemos olvidar que las redes sociales han de ser una herramienta, nunca el fin. Hay que reivindicar el valor del contenido, de la información especializada, de fondo, de recuperar la generación de información propia de valor.
Las redes sociales deben entenderse como unas herramientas muy útiles, pero que también requieren un mayor nivel de análisis. El buen periodista, antes de tomar por cierta una información que lea de Twitter, aunque aparentemente provenga de una fuente de primer nivel, debe contrastarla e investigarla antes de lanzarse rápidamente a publicar la noticia.
Recordemos cómo en 2013 un falso tuit distribuido por la agencia de noticias internacional Associated Press (AP), tras un posible hackeo a las cuentas personales de varios de sus periodistas provocó pánico en la bolsa de Wall Street y se distribuyó en cuestión de segundos por miles de redacciones de todo el mundo, dando por buena la fuente de la que estaban la noticia vía red social.La consideración de diferentes fuentes, la confirmación de la información, la confianza en fuentes institucionales y otras prácticas tradicionales del periodismo siguen existiendo con independencia de cuál sea el origen de la noticia. La información y el contenido de las redes sociales sirven para complementar fuentes tradicionales, sin sustituirlas.
Ahí, los gabinetes y agencias de comunicación deben seguir alimentando sus relaciones de confianza como fuente informativa, con contenido de valor que permita contrastar esa noticia. Un tuit o un post puede ser la chispa que encienda la maquinaria para que termine en un reportaje o noticia pero el periodista necesitará más información y hablar con responsables del proyecto. La forma de gestionarlo es a través de un gabinete de prensa o agencia de comunicación que guíe al medio.