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Cada vez odiamos más internet: un tercio dejaría el mundo online si pudiese

Una publicidad excesivamente personalizada y demasiados anuncios y malas experiencias han llevado a un hartazgo final
Periodista especializada en marketing, tecnología y cultura. Como escritora, autora...

¿Quién no ha pensado alguna vez – especialmente si trabaja en algo que obligue a una conexión casi permanente a internet – en lo maravilloso que sería dejarlo todo y mudarse a una zona sin cobertura, una de esas zonas blancas? Maravilloso exactamente no sería, como los habitantes de las geografías dejadas de lado por las compañías de telecomunicaciones denuncian una y otra vez, pero que ese pensamiento se haya cruzado por la cabeza de no pocas personas dice bastante de cómo se ha enrarecido la relación de la ciudadanía y de internet.

No es la mayoría de los españoles, pero un tercio de los ciudadanos del país reconoce que se borraría de internet, "si pudiera", como recoge un reciente estudio de NordVPN (un 91% de los españoles se conecta a internet). "Aunque eliminarse de internet suena como una buena idea para aquellos preocupados por la posibilidad de que su información personal quede expuesta a las entidades equivocadas, hay que preguntarse si hacer borrón y cuenta nueva es siquiera posible en nuestro mundo digital dominante", reconoce Daniel Markuson, experto en privacidad digital de NordVPN, en la nota de prensa en la que presenta los resultados.

¿Qué es lo que empuja a los españoles a este hartazgo de la red?

La clave está no en lo que internet permite hacer sino en lo que se ha convertido en su lastre. Los españoles temen a los hackers (un 35% está convencido de que alguien acabará hackeando sus dispositivos) y a lo que su actividad pasada - y más inocente - en internet les acabará suponiendo. Un 28% se preocupa por sus perfiles antiguos en redes sociales o en páginas de citas, otro 28% por los momentos embarazosos y un 26% por la publicación de fotos o de vídeos que resultan poco favorecedores.

Pero lo que más preocupa, por encima de todas estas cosas, son las empresas: un 44% de los españoles encuestados se muestra preocupado por cómo las empresas recopilan sus datos y cómo los usan para obtener un beneficio.

Hundimiento tras hundimiento

Por supuesto, las marcas no son las únicas que han estado usando – y casi se podría decir abusando – de la red. El cibercrimen se ha convertido en un problema al alza, uno que empezó como algo minoritario y algo que se ha posicionado como una presencia constante en el día a día de la ciudadanía.

Si hace unos años estas cuestiones aparecían en medios especializados en tecnología o en las secciones tech de los medios, ahora ya se han afianzado en todas las secciones de los medios. Por ejemplo, ya es hasta información local, porque son mucho más comunes y, por así decirlo, cercanos geográficamente. Esto lleva a que la desconfianza con respecto a internet en general crezca.

Pero, por supuesto, esto no está solo. Las críticas contra los servicios digitales más populares han ido en aumento, con cada vez más preguntas sobre cómo afecta a nuestro cerebro internet o cómo impacta en nuestra salud mental y hasta física. El efecto que las redes sociales han tenido en la distribución de fake news y la polarización de la sociedad se ha convertido en otro elemento que lastra la percepción que la ciudadanía tiene de internet y de su papel.

A eso se suma que si en los primeros 2000 las compañías de internet eran algo que se veía como innovador, atractivo y moderno – en resumidas cuentas, cool – ahora sus reputaciones son mucho más cuestionables. Facebook es el mejor ejemplo, con sus eternas crisis de reputación y sus debacles, pero no está sola.

¿Han quemado las empresas a los internautas?

Y a todo esto hay que sumar las marcas: al fin y al cabo, lo que más preocupa a esos consumidores que quieren borrarse de la red en el estudio de NordVPN es lo que las empresas pueden hacer con sus datos.

La cuestión no es nueva. Es casi tan antigua como el marketing y la publicidad digitales. Cuando hace unos años los precios de los anuncios online se desplomaron y el ecosistema online respondió simplemente multiplicando los anuncios servidos, aprovechando cualquier resquicio, ya se alertaba del error de caer en esas prácticas. Más anuncios simplemente hundían la experiencia de uso y acabarían quemando a los internautas, como así fue.

Ahora, lo que los consumidores temen es mucho más sofisticado y complejo. La industria ha dejado claro una y otra vez que nuestros smartphones no nos espían a tiempo completo para servirnos anuncios.

Pero aquí lo importante es lo que los consumidores perciben e incluso lo que creen a pesar de todo (el 49% de los españoles está convencido de que sus dispositivos los escuchan, según otro estudio de NordVPN de hace unos meses), porque esto es lo que marca no solo la reputación de los players online sino también la percepción de los anuncios y de las prácticas de las marcas. Puede que Facebook no te espíe, pero está claro que esa idea de que está todo el tiempo alerta ha calado y se ha convertido en un lastre reputacional.

El exceso de personalización, la invasión de la privacidad y la insistencia de las marcas en internet han acabado quemando a las audiencias, que ya ven a los algoritmos que deciden qué ven como una especie de bestia negra decidida a invadir su vida.

Periodista especializada en marketing, tecnología y cultura. Como escritora, autora...
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