Cambiar de nombre después de una década operando es “raro” para cualquier empresa. Puede haber muchas razones, pero lo que no puede haber es grietas. Se trata de un proceso vital para la continuidad de la organización que no se queda en el mero cambio del logotipo o los colores. Como nos cuenta Laura Parra, brand manager en Brevo (antes ‘Sendinblue’), tiene que haber elementos de alineación o planificación a todos los niveles de la firma, sin olvidar “cierto acto de fe”.
En su caso, Parra reconoce que el proceso de rebranding era necesario para expresar su evolución comercial: habían adquirido otras empresas, ampliaron su presencia global y lanzaron nuevas funcionalidades y servicios. “Nuestro producto simplemente superó nuestro nombre”, resume. En diez años las reglas del juego habían cambiado significativamente: los consumidores actuales “ya no reaccionan bien” a mensajes genéricos, ni quieren una marketing “impersonal”.
Sus estándares han aumentado a la hora de interactuar con un negocio, pues quieren comunicaciones personalizadas y en cualquier momento y lugar. Es decir, “esperan algo más que un servicio: esperan una experiencia”, comenta Parra. Los clientes de 'Sendinblue' necesitaban algo más que una plataforma de email marketing si querían “alinearse con las necesidades cambiantes" del consumidor.
Esa era su nueva misión, además de conseguir un nombre "fácil, simple, accesible", y reconocible en los seis idiomas en los que ofrecen servicio y soporte (inglés, francés, alemán, español, italiano y portugués). Ahora tocaba afrontar el gran reto: construir la nueva marca y “desplegarla”, rememora Parra.
La primera parte de un rebranding de éxito es poner sobre la mesa una palabra sencilla pero “notable”; que destaque pero sea “sorprendentemente familiar”. Tiene que “hacer pensar” y ofrecer una idea novedosa e interesante, pero sobre todo tiene que ser “simple”, comenta. Familiar, simple y accesible, como la plataforma Brevo, que hace referencia a la exclamación '¡Bravo!' “prácticamente universal” que utilizamos para “expresar aprobación o aprecio”, explica Parra.
Fue un año “desafiante” en el que, más que un proyecto de marketing, lo que se planteaba era un proyecto empresarial. Un nombre que abarcase “todo lo que somos y queremos ser” y “garantizara incorporación del legado de la empresa”, abunda. Además, había que contar con la parte legal y las marcas registradas. Más 167 opciones y 128 horas con abogados, tres finalistas y un ganador: Brevo.
Una marca que responde a esa necesidad de las empresas de ofrecer una experiencia “a gran escala” con tecnología moderna. Desde Brevo lo solucionan con herramientas simples, modulares y accesibles de email, SMS, WhatsApp, chat, reuniones, wallet y ventas para “fomentar las relaciones con los clientes y el crecimiento”, defiende Parra. “Hemos pasado de ser una plataforma de email marketing a ser una plataforma completa de CRM".
Con ese concepto de crecimiento como elemento central de la marca (la curva de la letra ‘B’ parece como si se estuviera ramificando de un tallo, lo que explica los tonos verdes), se pretendía ilustrar no sólo un cambio de nombre, sino uno “más amplio”, matiza Parra. Un cambio que incluye “un nuevo logotipo, un nuevo sitio web y una nueva navegación en nuestra plataforma”, detalla la brand manager de Brevo. Por tanto, hablamos de un cambio global que “afecta a todos”, y así lo trataron.
Parra nos da las claves para tener éxito en este otro 50% del proceso de rebranding que implica desplegarlo (externa e internamente). Lo primero es alinearlo a todos los empleados, que se sientan parte del proceso, ya que cambiar el nombre y la marca "nos afecta a todos". En su caso crearon un grupo de trabajo interno con representantes de cada departamento, para asegurarse un adecuado “flujo de información” del plan de comunicación para cada tipo de audiencia, relata.
También valora contar con socios y agencias adecuadas, con experiencia en proyectos de rebranding similares, para obtener la guía y la orientación adecuada en un proyecto tan demandante. Después toca “planificar” e “involucrar” a esos miembros del equipo según sea necesario. Un proceso en el hicieron un “seguimiento” con reuniones semanales de todas las tareas relacionadas con el lanzamiento (desde relaciones públicas hasta campañas, web y redes sociales).
Por último, Parra habla “confiar” en el proceso. Y es que cambiar la marca y el nombre de una empresa “requiere mucha inversión, compromiso y determinación, pero también de cierto acto de fe”. En su caso, la fe está puesta en seguir con su modelo de negocio: “Estamos aquí para que sea más fácil que nunca invertir en relaciones sostenibles y más significativas con los clientes para potenciar el crecimiento de una empresa".
Una plataforma para grandes y pequeñas, pues saben que todas “obtienen lo que invierten”, y necesitan esa vista unificada del recorrido del cliente que ofrece Brevo. Una herramienta "intuitiva, fácil de usar, asequible y escalable". Brevo responde a esta llamada con funciones simples y modulares de email, SMS, WhatsApp y chat que fomentan las relaciones con los clientes y generan crecimiento.