Los códigos QR han supuesto una auténtica revolución para el marketing y la publicidad online de las marcas.

La velocidad de penetración de la Web móvil, no hace sino incrementar esta espiral, la tablets y los smart phones se transforman progresiva y vertiginosamente, en una continuación de nosotros mismos y eso, obviamente, modifica todos los paradigmas y patrones relacionados con la forma en la que nos comunicamos.

La experiencia del consumador no hace sino buscar en lo virtual, el calor de lo real, hacer tangible la compra finalmente. En este contexto, en la búsqueda del impacto, la emoción y la experiencia, nacen los códigos QR enlace perfecto (en teoría) entre el mundo virtual y el crecimiento global de las marcas.

Enlazados a páginas Web, con descarga de archivos PDR, derivados a un vídeo… todas las opciones son válidas para aprovechar el enorme potencial que tienen los códigos QR sin embargo, no terminan de convencer y, en la actualidad, caminan por la cuerda floja entre el despegue definitivo y la caída en el ostracismo provocado por el aburrimiento de los usuarios.

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