El 80% del tiempo que pasamos con nuestro smartphone lo dedicamos a las aplicaciones móviles. Marketingprofs estima que pasamos 94 minutos al día interactuando con alguna app, lo que implica una dedicación considerable, por lo que los desarrolladores de apps han de apostar por mejorar la experiencia de los usuarios, teniendo en cuenta algunos aspectos importantes que no debemos pasar por alto, y que de hacerlo podrían convertirse en graves errores.
Una aplicación no es un site
El usuario recurre a ella para que cumpla una finalidad concreta, no para navegar a ver qué encuentra. Por tanto, dirige su mirada por la pantalla, destaca las acciones que quieres que realice. Muéstrale claramente y en sencillos pasos qué tiene que hacer para obtener la información necesaria, o cómo puede completar la acción para la que la aplicación ha sido concebida.
No puedes tratar la pantalla de móvil como si fuera la del escritorio
Dispone deun tamaño mucho más reducido, lo que implica dificultad de lectura y usabilidad. Por ello, necesita botones grandes, y una economía de contenidos, por lo que debes mostrar solo la información más relevante. Por ejemplo, si se trata de un traductor, la app debería incluir una caja de texto donde insertar el contenido a traducir, un sencillo desplegable para seleccionar el idioma (si aparece el más habitual, por defecto, mejor que mejor) y un botón destacado para iniciar el proceso. Sin más. El usuario no quiere un texto de bienvenida, ni una serie de instrucciones enrevesadas. Un diseño funcional evitará pasos innecesarios y hará que el usuario obtenga fácilmente lo que necesita, por lo que la aplicación habrá cumplido su objetivo.
Desaprovechar el poder de la geolocalización
Si en algo se diferencian los dispositivos móviles del ordenador tradicional es en la capacidad de saber en todo momento dónde están los usuarios, lo que permite ofrecer información adaptada, en torno a su área de acción. Sería una pena no sacar partido a esta gran ventaja, convirtiendo a la app en una herramienta imprescindible para los usuarios; de tal modo que les pueda aportar contenido interesante, justo donde lo necesiten.
Crea dependencia, genera la necesidad de que el usuario vuelva a utilizarla
Intente que tu aplicación se convierta en imprescindible para tus usuarios, que se haga un hueco en su mente, o mejor dicho, en el escritorio de su smartphone; consiguiendo con ello un lugar preferente que le haga estar ahí cada vez que el usuario acceda a su dispositivo.
No ofrecer ningún tipo de actualización, mejoras o novedades
La tecnología avanza muy rápido, los usuarios demandan nuevas funcionalidades. Es necesario optimizar el funcionamiento, su velocidad de carga y utilidades. Asimismo, vigila que la aplicación no pese demasiado, ralentizando con ello la velocidad de conexión, impidiendo que sea operativa.
Si quieres rentabilizar tu proyecto, no lances tu aplicación sin una clara estrategia de ventas
Una app debe atender a una necesidad, cumplir un objetivo. Tiene que contar con algún valor diferencial que le haga destacar, bien sea porque mejore alguna ya existente, o porque tenga una especial utilidad. Por muy diseñada y programada que esté, si los usuarios no saben apreciar su valor real, no se decidirán a utilizarla. Fomenta las interacciones y que los usuarios puedan compartir la aplicación. No olvides que el fin último es popularizar tu aplicación, a mayor número de descargas, más beneficios.