Por Redacción - 2 Octubre 2018
Todos lo hemos hecho alguna vez. En un momento en el que no tenemos nada que hacer, sacamos nuestro smartphone del bolsillo, desbloqueamos la pantalla y damos una pasada a los contenidos que nos esperan en él. Es un mirar a ver si hay algo nuevo y lo más probable es que de lo que hemos visto recordemos poco o nada. No es el único comportamiento que casi se podría decir vacío que hacemos con nuestros móviles. También está ese momento en el que lo que nos rodea, ya sea la cola de la panadería o el momento en el que esperamos a que venga el bus, en el que sacamos el móvil para simplemente hacer scroll en alguna de sus pantallas y tener algo que llene ese vacío.
El comportamiento ya tiene nombre. Es lo que en inglés han bautizado como zombie check (que quizás podríamos traducir como navegación zombie) y que se está convirtiendo en una especie de epidemia (o que se empieza a ver como ello, ya que comienzan a aparecer las apps, los servicios y los artículos de recomendaciones que explican cómo acabar con la cuestión).
Es un comportamiento improductivo, en el que vemos sin ver y que puede alcanzar horas de nuestro consumo de contenidos en dispositivos móviles. Es lo que hace que durmamos peor o es una de las razones que se ponen cuando se acusa a los móviles y al entorno que crean de tener un impacto negativo en nuestra salud mental.
Varios estudios británicos han intentado poner medias a los comportamientos de este estilo entre la población. Uno señalaba que los adultos comprobaban la pantalla de sus móviles cada 12 minutos. Otro, centrado en los niños, señalaba que uno de cada tres comprueba su móvil cada pocos minutos y uno de cada cuatro reconocía que no podría pasar mucho tiempo sin sus móviles. Los niños habían entrado también en el zombie check.
Pero el zombie check no solo es importante en términos de salud, sino también en consumo de contenidos. ¿Cuántas de esas horas que se están acumulando en la cuenta de los dispositivos móviles son, en realidad, zombie checks?
Las pantallas del móvil se consultan así por inercia, lo que hace que estén más integradas en el ruido de fondo de lo que lo estaban en el pasado.
Cuando algo empieza a integrarse en la inercia cotidiana y cuando empezamos a ver sin ver realmente las cosas, estas comienzan a ser mucho menos relevantes. No hay más que pensar en los anuncios del metro o en los de las paradas del autobús urbano. Se convierten en algo tan recurrente y en algo que damos tan por sentado que la mayor parte del tiempo los vemos sin realmente verlos y no nos quedamos con lo que estamos viendo.
El boom de los zombie checks y de este tipo de comportamientos entre los usuarios del móvil es un problema para las empresas por esa razón. A medida que crecen este tipo de pautas de acceso a la pantalla del móvil, esta se va convirtiendo en mucho menos relevante y mucho menos sorprendente y lo que está mostrando deja de ser igualmente llamativo.
Y esto no es solo un problema porque esté difuminando la pantalla y su contenido y metiéndolo en lo cotidiano y lo automático para el cerebro del consumidor, sino también por la importancia que el móvil tiene para las marcas y para las empresas.
Dado que las estadísticas muestran que cada vez pasamos más y más tiempo con las pantallas de nuestros móviles en nuestra mano y dado que esta es nuestra principal fuente de acceso a los contenidos, las marcas y las empresas están invirtiendo cada vez más y más en este entorno.
Su estrategia es cada vez más móvil-friendly, no solo en términos de servicios y ofertas, sino también en términos de publicidad. Cada vez una parte mayor del presupuesto publicitario va a parar al móvil y cada vez este tiene más y más peso dentro de la publicidad online.
Pero quizás la emergencia de este tipo de comportamientos debería hacer que las empresas hiciesen autocrítica y pensasen bien qué hacen con su dinero y dónde meten sus anuncios. Al fin y al cabo, quieren que sus mensajes sean vistos y no que estos aparezcan simplemente entre el ruido de fondo.