Todos, estando frente al televisor, escuchando radio o paseando por la calle, estamos constantemente expuestos a una variopinta oferta publicitaria de marcas que pueden afrontar los costos que supone aparecer en estos medios de comunicación. Se invierten o gastan (depende de los resultados) decenas o cientos de miles de dólares para rogarnos que compremos sus productos o servicios o que por lo menos nos acordemos de sus campañas a futuro. El problema está, en mi opinión, en que el mensaje no siempre está diseñado por los que deberían hacerlo.
Exactamente como en la película de los 80`, ¿Y dónde está el piloto?, no tener a la persona adecuada al frente de la situación, suele generar que las cosas se salgan de control, se tomen decisiones como adivinando el rumbo y que todo termine en un buen chiste. De igual manera, no contar con un buen equipo de marketing estratégico en la empresa (o por lo menos una consultoría decente) al frente de la toma de decisiones comerciales, dejan como resultado campañas mediocres e inexpresivas, volantes desechados tres segundos después de ser recibidos por el transeúnte, paneles exteriores confundidos entre varios cuya recordación dura tanto como la extensión del comercial.
Todas las empresas, sin excepción, persiguen incrementar las ventas, todas contamos con presupuestos limitados y todos tenemos clientes a los debemos satisfacer. En ese mismo orden entonces, definamos objetivos claros y reales, por más que nos duelan los bolsillos, destinemos un monto significativo al costo de ventas y finalmente, generemos información que nos permita conocer a los clientes para saber cómo y cuándo hablarles.
Pero volvamos a la pieza publicitaria. Muchas veces veo un comercial en TV. y pienso: - "¿Cuánta gente vio esta idea nacer y crecer antes de llegar a ser expuesta?".
Veamos, en la agencia de publicidad tenemos a: El equipo, el director creativo, el diseñador, el ejecutivo de cuentas, el director de cuentas. Del lado del cliente están: el asistente de marketing, el jefe de marketing y por ahí un gerente, si la inversión es significativa. ¿Y a quién se le extraña? Al cliente pues !!! A este último fulano se le segmenta y ya, el resto son suposiciones respecto a su comportamiento.
Digo yo, ¿Y el publicista de corazón? Ese que sabe de la importancia de la psicología, etología, antropología de iconografía y mil grafías más, ese que se cuestiona, que pregunta y que incluso diseña . . . ¿ Onnnsssta?. Ese que sin titubeos se autocritica, que ve publicidad de todo el mundo, ese que sabe que su chamba es el fruto de un marketing estratégico anterior. Ese que de verdad prefiere trabajar con clientes o jefes que les dan rienda suelta a su creatividad. ¿Los estamos dejando de lado para darle paso a decisiones tomadas por gerencias que creen que lo saben todo?.
Finalmente, yo creo que comprar lo que sea constituye "un acto de fe" y por lo tanto hay que ofrecerle al cliente potencial, la información de modo adecuado y de manera transparente. La confianza es la base para cualquier relación y para generar una buena y duradera relación, entre la empresa y el cliente debe haber un equipo de marketing y publicistas de peso, no de paso.