Por Redacción - 25 Noviembre 2014
Los usuarios hacen clic en los anuncios de vídeo, pero en su gran mayoría, no se quedan a ver el final. Según el informe de Integral Ad Science durante el tercer trimestre del año, los usuarios reprodujeron por completo el 76,7% de los anuncios de vídeo, aunque apenas el 20% vio efectivamente su contenido.
Así lo ha demostrado gracias al análisis de miles de millones de impresiones de publicidad online, utilizando diversas métricas que permiten conocer el verdadero impacto de los anuncios, como TRAQ (True Advertising Quality).
Según el informe, pese a que los usuarios hacen clic en el 76,7% de los anuncios de vídeo que se encuentran, y permiten que se reproduzcan íntegramente, solo 1 de cada 5 vídeos realmente consigue mantener el interés de los usuarios hasta el final.
Asimismo, el estudio mostró un fraude del 15% en los datos referentes a los clics registrados por los usuarios. Otro inconveniente que resta eficacia al resultado final. El informe indica que los anuncios insertados por los editores tienen un riesgo menor de verse afectados por los clics fraudulentos (11,2%), que aquellos que provienen de las grandes plataformas de distribución de anuncios (20,7%).
Este comportamiento va en detrimento de las marcas, quienes están destinando recursos a una estrategia cuyos resultados no son los que cabría esperar. Máxime si los datos con los que cuentan para analizar la efectividad son únicamente los referentes a la reproducción del anuncio.
Lamentablemente, los datos no siempre reflejan el sentir general de los internautas. La publicidad online continúa está considerada como un medio intrusivo, que perjudica la experiencia de usuario. En más de una ocasión nos hemos referido a esta cuestión, poniendo de relieve las prácticas más molestas y cabreantes de la publicidad y los anuncios de vídeo online.
Y es que solo el 6% de los internautas soporta estoicamente los anuncios de vídeo. El resto busca opciones para saltárselos, como sea. Los anunciantes no han aprendido que en, en internet, la publicidad con sangre no entra. A base de impactos no solicitados, ni siquiera orientados, no podrán sino fomentar la repulsa hacia este formato y, por ende, hacia la marca que lo protagoniza.
La vía para aprovechar el poder del vídeo online no es interrumpir la experiencia de navegación con vídeos en autoplay, y insertarlos dentro del contenido con el que los usuarios están disfrutando, sino generar vídeos realmente interesantes. De este modo los usuarios no solo los consumirán, sino que, si son realmente buenos, los comprartirán, obteniendo así la ansiada repercusión y viralidad.