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Por Redacción - 27 Diciembre 2016
Uno de los problemas del ecosistema publicitario en internet es que, echando mano de las herramientas que automatizan todo el proceso, las marcas no pueden tener un control todo lo exhaustivo que buscaban o que desearían de dónde y cuándo aparecen sus anuncios. Las marcas tienen que confiar en que lo que estará al otro lado será lo que ellos esperan, más o menos, que encaje con su público y que no resulte "peligroso", aunque lo cierto es que eso es mucho más complicado de lo que puede parecer. Saber qué ocurre con la publicidad en ese entorno automatizado no es nada fácil.
Las marcas lo han descubierto con el boom de las noticias falsas, que ha hecho que se den cuenta del peligro que supone para la imagen de la marca que sus anuncios se sirvan con contenidos altamente politizados y, sobre todo, no siempre verídicos. Pero lo cierto es que el problema viene de mucho antes y existen otras cuestiones que ya han demostrado que las marcas tienen ciertas limitaciones a la hora de establecer cómo o quién ve sus anuncios y sobre todo si esto es completamente legítimo. Y esto ha abierto la mano a la picaresca: el fraude en la publicidad en internet está ahí y es uno de los temas que preocupan a las compañías.
Para quienes se realizan a hacer estas actividades, el fraude en la publicidad online es una más de las áreas que permiten conseguir ingresos y lucrarse a los cibercriminales. Además, cada vez cuentan con herramientas más y más sofisticadas que les permiten ser mucho más eficientes en su trabajo y conseguir mejores ratios de ingresos.
Uno de los últimos estudios sobre la materia ha establecido cuánto dinero pueden ganar por día los cibercriminales en estas estrategias masivas de fraude publicitario y las cantidades no son nada discretas. Según datos de White Ops, una compañía de seguridad que ha analizado las cantidades que están manejando estos ciberdelincuentes, las cifras pueden ser bastante impresionantes. Los cibercriminales rusos podrían estar haciendo hasta entre 3 y 5 millones de dólares al día con sus actividades de fraude publicitario.
Modus operandi
¿Cómo funcionan estas operaciones y cómo se llevan el gato al agua? En este caso, que la firma de seguridad ha bautizado como los operadores Methbot, los defraudadores habrían logrado cifras de impacto creando la que posiblemente haya sido la mayor y más sofisticada red de fraude publicitario. Para ello, crearon una red de bots que eran capaces de imitar de forma muy eficiente la actividad humana. Con ellos, intentaban hacerse con las impresiones del inventario programático de vídeos premium, lo que les llevaba a lograr cantidades elevadas de impresiones diarias y, sobre todo, impresiones de alto valor.
Además, y para que el trabajo fuera perfecto, también crearon una red de falsas direcciones IP, que hacían que pareciese que quienes estaban viendo esos anuncios fuesen consumidores repartidos por todo Estados Unidos, lo que les habría la mano a conseguir mejores cifras por los anuncios. A eso se suma el hecho de que crearon 250.000 webs falsas para servir anuncios que solo estaban viendo sus bots pero que sus anunciantes estaban pagando.
