
La inversión publicitaria en vídeos online crece imparable pero arrastrando un modelo obsoleto e intrusivo
Por Redacción - 10 Octubre 2018
Ya no veo la televisión en directo prácticamente nunca y conozco a no pocas personas que tampoco lo hacen. No se trata solo de que los horarios de la televisión no son siempre los más adecuados, sino que además la experiencia de ver la tele - especialmente ahora que estamos cada vez más acostumbrados a servicios bajo demanda en los que no hay anuncios - resulta cada vez más pesada.
Un programa, por muy corto que sea, siempre lleva una pausa publicitaria larga, muy larga, consigo, lo que hace que muchas veces el espectador acabe bastante aburrido de lo que le están ofreciendo. ¿Quién no ha apagado la televisión antes de que acabase un programa porque no paraban de irse a pausas publicitarias y perdió la paciencia?
El problema no es solo que la experiencia de consumo de los contenidos en televisión sea mala por culpa de los anuncios, sino que además los propios anuncios pierden ante los consumidores. No solo se ven afectados por esa sensación entra la audiencia de que la marca en cuestión - o las marcas - son unas pesadas, sino que además lo más probable es que el recuerdo de esos anuncios y de los productos y marcas que venden y que la atención que se presta a ese contenido sean mínimos. No vemos realmente los anuncios, no les prestamos atención y no nos quedamos con el mensaje que quieren transmitir.
Las lecciones que habría que aprender de todo esto parecen bastante claras, pero ¿las ha aprendido de verdad la industria de la publicidad? ¿O en realidad todos los problemas de la tele han quedado olvidados cuando ha aparecido un nuevo espacio publicitario en el que están usando formatos similares y creando problemas parecidos?
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