Por Redacción - 7 Diciembre 2018
Durante las últimas décadas, los organismos de protección de los derechos de autor y las diferentes industrias vinculadas a la creación, especialmente la del cine, han estado en pie de guerra contra la piratería. La llegada de sus últimos productos y estrenos a las páginas de descargas suponía, como han ido estimando desde esos organismos e industrias, pérdidas millonarias para ellos. Quien veía una película en versión pirata online no estaba pagando la entrada, el alquiler o la suscripción que se hubiesen llevado - o eso estimaban ellos - por hacerlo.
Entre los muchos movimientos que lanzaron desde esas voces para intentar posicionarse contra la piratería, concienciar a los consumidores y frenar su desarrollo estuvieron el de hacer campañas de concienciación, lobbies ante las administraciones públicas (lo que explica el desarrollo de leyes, como la ley Sinde española o el sistema tres avisos francés, aunque no tuvieran especialmente mucho éxito) o acciones judiciales.
En los últimos años, no han sido pocas las compañías que han sido denunciadas ante organismos públicos por la actividad de sus páginas piratas de descarga de contenidos. Los procesos suelen convertirse en material para titulares y para análisis en profundidad.
Pero, habitualmente, todos estos procesos cargan contra los administradores de esas páginas, contra quienes se encargan de mantenerlas activas y online. En algunos casos, se ha ido también contra quienes hacen circular los archivos de las películas y de los contenidos. Raramente, sin embargo, se va contra quienes permiten que esas páginas se mantengan activas. Los sites de descarga y de acceso a contenido online viven de la publicidad, publicidad que suele ser especialmente molesta (suelen ponerla en todas partes y haciendo que sea mucho más fácil fallar y hacer clic en ella).
Hasta ahora. Una sentencia alemana acaba de castigar a los gestores de publicidad que escogían los contenidos piratas para posicionarse. El proceso judicial no ha llegado a muchos titulares, aunque ha empezado a ser más visible gracias a un artículo en TorrentFreak.
La fuente original de la información es, sin embargo, la GVU. La GVU (Gesellschaft zur Verfolgung von Urheberrechtsverletzungen, "sociedad para combatir la contravención") es, como explicaban en un análisis de Unifrance, el gendarme de las descargas ilegales en Alemania. No solo son un organismo de concienciación con campañas contra la piratería, sino que también hacen investigaciones y denuncian ante la fiscalía casos de piratería.
La sentencia en este proceso ha sido contra los tres trabajadores de una agencia de marketing online que han estado detrás de campañas publicitarias en "portales de piratería conocidos". Según el comunicado de la GVU, la sentencia es importante porque es la primera vez que en Alemania se procesa a alguien por dar apoyo a este tipo de sites (posiblemente, sea también una sentencia y un proceso pionero en Europa).
Según la sentencia (ya definitiva) del Tribunal de Distrito de Leipzig, los tres acusados habrían sido responsables de negociar la publicidad de sites piratas a gran escala, logrando beneficios de 350.000 euros. Los tres acusados recibieron penas de prisión (1 año y meses para el gerente y 1 año y 4 mees para cada uno de los dos programadores). Dado que los tres acusados acabaron confesando, la entrada en prisión fue suspendida.
La sentencia los ha encontrado culpables de infringir la propiedad intelectual, lo que es especialmente importante en términos de lo que esta sentencia significa. Con este movimiento, la justicia alemana pone a los gestores de la publicidad al mismo nivel que a los responsables de las páginas.