
¿Para qué sirve definir a tu público objetivo?
Esta simple pregunta inicial, muchas veces es respondida con inseguridad y especulaciones más ligadas al "ojímetro" que a un análisis real. Es fundamental saber a quienes vamos a dirigir nuestras acciones, intentando influenciarlos y fidelizarlos como clientes de nuestra marca. Si no lo tenemos claro, podemos llegar a dilapidar el presupuesto de la campaña, tocando en una puerta que no se va a abrir.
Nuestro target es el público que necesita lo que tenemos para ofrecer, y eso nos indica que estarán más dispuestos a comprarnos, contratarnos y también, a dialogar con nosotros. El lenguaje, el estilo, la estética de lo que quieras comunicar, y el modo en el que te abras a la conversación, reforzarán tu influencia en la audiencia para lograr el objetivo de marketing, pero si eso, además, ocurre en un campo fértil, los resultados serán mejores y tus acciones más productivas.
¿Quién es? ¿Dónde está? ¿Cómo es? Son tres cuestiones para iniciar el conocimiento del target, de esas respuestas armaremos luego una estrategia de marketing para llegar a ellos. No son solo datos como edad, sexo o lugar donde habitan, sino intereses, hobbies y preferencias personales. Para realizar esta tarea, lo primero que tenemos que hacer, es segmentar en diferentes nichos y, para cada uno, diseñar un "ideal de usuario", describiendo por ejemplo, qué música y cómo la escucha, si tiene hijos y a qué colegio van, qué marca de ropa, qué banco tiene, qué automóvil tiene, deportes, etc.
El análisis big data permite delinear perfiles de usuarios y hábitos de consumo, que nos ayudarán a comprenderlos mejor para ofrecerle lo más relevante al consumidor adecuado en el momento ideal.
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