
El marketing relacional es, en opinión de los expertos, una de las tendencias más claras en las estrategias de las empresas y las marcas hacia la conquista de sus mercados.
En este planteamiento encaja el llamado "inbound marketing" o marketing de atracción, uno de cuyos pilares es la creación y difusión de contenido de valor como recurso para atraer al público hacia nuestra web. De hecho, se sabe que solo el 4% de visitantes tienen disposición a la compra, de manera que es al resto a los que necesitamos captar a través de contenidos atractivos que logren el impacto inicial imprescindible para continuar vivos en el funnel o camino hacia la conversión.
Abundando en lo dicho, Stephan Vogel, director creativo de Ogilvy & Mather Advertising en Alemania, en el reciente Congreso de medios Deutscher Medienkongress afirmaba que la publicidad del futuro girará fundamentalmente en torno a la producción de contenidos interesantes que entretengan al consumidor, y además añade, por cierto, que es esencial que haya un planteamiento ético detrás de las historias de las marcas. Pero éste último es tema de otra reflexión.
Esta suerte de "historia de amor" que las marcas sueñan alcanzar con el mercado está sujeta a tantos vaivenes como las de las parejas de hecho, desde que Eva se topó con Adán a la vuelta de un manzano. Sin embargo, los nuevos tiempos digitales están también imponiendo formas de conexión regidas por principios que, lejos de estar predefinidos, van acuñándose sobre la marcha, basados en la pura experiencia. Es el caso de la gran "mesa camilla" alrededor de la cual organizaciones y personas construimos y mantenemos hoy en buena medida nuestras relaciones: las redes sociales.
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