Para finales de 1900 la educación estaba diseñada para que los estudiantes y posteriormente futuros profesionales útiles para aquellas grandes industrias metalúrgicas que daban forma y volumen a casi cualquier cosa. Cada materia que se impartía en las casas de estudio solucionaba alguna problemática mecánica, administrativa o de producción. Las propuestas académicas evolucionaban en función de la productividad, a la incipiente división del trabajo y al mercantilismo.
Para el siglo 21 el mapa de las ciencias comienza a crecer como un enorme sistema que integra más disciplinas, más teorías, más tendencias y sobre todo, nuevas tecnologías que hacen saltar casi cuánticamente las competencias que el ser humano debe enseñar, aprender y poner en práctica. La economía se establece como una finalidad, la robótica automatiza el trabajo y el marketing presenta nuevas formas de investigar, nuevas formas de posicionar el producto, nuevos requerimientos de mercado, nuevos diseños, más promociones globalizadas y una comunicación personalizada con el consumidor. Las universidades y sus diferentes ofertas educativas reconocen que el impacto de la tecnología es un hecho relevante que modifica todas las estructuras tradicionales de investigar, de experimentar, de comprobar y de enseñar. Reconocen la importancia de promover nuevos conocimientos para que las demandas de mercado laboral sean satisfechas. Para que la dinámica ansiedad de conocimiento de las nuevas generaciones se integre a un mundo real y virtual, uniéndolos a una nueva sociedad que los hace muy diferentes a aquellos hombres y mujeres que también vivieron y aportaron lo mejor de ellos mismos en otras condiciones, con otras probabilidades, con otros recursos, con otras ideas.
En otro siglo. En esta evolución constante destaca la forma de hacer llegar los productos, los servicios y las ideas al público consumidor. En la decimoprimera edición del libro marketing, versión Latinoamérica, los maestros Philip Kotler y Gary Armstrong, presentan múltiples conceptos y ejemplos de como las variables tradicionales integran los recursos tecnológicos para optimizar la elaboración del producto, el establecimiento del precio, la amplitud del lugar de venta, la cadena de distribución y lo más interesante, la promoción y sus canales de comunicación. Ellos declaran literalmente una guerra bacterial y dan algunas ideas acerca de cómo generar un virus de marketing. Afirman que el mejor marketing no es aquel que no tiene que hacer uno mismo. Aquel marketing que lleva de boca – oído las ideas y las opiniones acerca de una marca. Algo así como ser el más popular, el más cool, el que más comentarios tiene, el que se pone de moda por la opinión de la gente. Para ser más exactos, una propagación y una multiplicación de comentarios que la gente hace con sus amigos, con los amigos de los amigos y hasta con otros amigos que nunca hemos visto ni conocido. Un marketing viral que siempre ha funcionado y que siempre ha existido. Un marketing elemental que ahora es retomado como elemento determinante en toda estrategia de comunicación.
Esta razón válida del marketing propone aprovechar la rapidez y casi inmediatez de los medios interactivos y de las redes sociales compuestas por comunidades agremiadas por variables geográficas, demográficas, psicográficas y socioeconómicas. De gente que expresa con mayor libertad sus opiniones y que, por afinidad alcanzan un intercambio interesante de información, de imágenes, de datos y de nuevas experiencias.
Ir más allá del link
El primer consejo que proponen los maestros es ir más allá del link. Se refieren específicamente a recompensar los aliados o amigos del espacio virtual por generación de ventas. Se les pide a los fans que hagan llegar ideas y conceptos vía su red de clientes existentes. Tan sencillo como recompensarlos por hablar y llevar visitantes al sitio. La mecánica empieza con el registro de los interesados al programa y después les comentan a sus amistades y amigos. Cuando estos se registran y hacen referencia de quien los invitó, se obtienen puntos que luego son canjeables por productos o servicios.
Hacer “buzz”. Hacer zumbido. Utilizar imágenes fuera de lo común. El adulto con cara y comportamiento de bebé en estado play, en circunstancias aparentemente comunes que se vuelven divertidas. Preguntarse si su sitio está cool en diseño, si está fresh en cuanto a su contenido, a su estilo, a su personalidad. Al verificar estas tonalidades y verificar que estén innovadas, indicárselo a los usuarios, premiarlos por sus opiniones y promover nuevas visitas. Y luego, como dice el texto, ver cómo se esparce la idea. Poner la URL (Uniform Resource Locator) en todos lados como sea posible. Por ejemplo, todo e-mail de google o yahoo incluye automáticamente su URL al final.
Ceder el sitio y sus mejores atributos. El objetivo es compartir bienes para que haya más entradas de visitantes. Se sugiere compartir información de interés con los usuarios para que estos a la vez lo envíen por correo electrónico con URL y copiwright identificado.
Patrocinar eventos de otros sitios que tengan relación positiva con el suyo. Como el hecho de apegarse a ciertas cualidades, a ciertas marcas o a ciertos personajes para que la percepción del visitante sea positiva. Es como una forma de posicionarse con actividades relevantes para identificarse con ellas y para que las visitas que lleguen a un sitio u otro, siempre beneficien el suyo.
Dejar copiar y re-imprimir el contenido de su empresa pública a través de su sitio, con sus referencias, créditos, derechos y conexiones hiper vinculadas respectivas.
Buscar alianzas y ofrecerlas como otros sitios donde se puede “bajar” distinta información. De igual manera, se pueden ceder ciertas partes de su web site y abiertamente ofrecer productos, más información y por supuesto, su marca. Además, sugieren los expertos, no perder el control, y reconocer que es necesario traer todo ese marketing de vuelta a su sitio. “Una línea delgada separa el hecho de esparcir la palabra y diluir la marca, pero cuando se perfecciona el balance entre ambos aspectos, su sitio se “viralizará” tan rápido y con poco esfuerzo. Como un resfriado”.
Utilizar link-logo. Es decir, visualizar el logotipo de la empresa como sinónimo de más información. Es abrir la puerta de la empresa para conocer con mayor amplitud su misión, su visión, sus productos, sus servicios y sus datos generales.
Como en todo proceso de marketing, esta “guerra bacterial” debe medir y verificar su retroalimentación. Después de aplicar la estrategia y de enviar el mensaje, se debe investigar el efecto que tiene sobre el grupo objetivo. Esto implica preguntar si reconocen el contenido del mensaje, cuántas veces leyeron o escucharon algún comentario, qué aspectos recuerda, cómo se sintieron al respecto y cuáles fueron sus actitudes pasadas y presentes hacia el producto o la compañía.
La medición debe incluir cuántas personas compraron el producto, cuántas lo recomendaron y cuántos visitaron el sitio o el punto de venta. Esta retroalimentación de comunicación interactiva en el marketing cool podría sugerir cambios en el programa promocional o en el producto o simplemente, continuar la batalla.