¿Es casualidad que los colores de moda sean los más estridentes? Para el ojo espabilado de un especialista en marketing la respuesta es obvia: no existe la casualidad en el mundo comercial. Estamos viviendo en la era de la información, y una de las consecuencias es que tenemos nuestros sentidos saturados de mensajes que dicen “cómprame, soy el mejor”, de imágenes impactantes y de todo tipo de ardides comerciales. Y los sentidos que más se saturan son los que más empleamos, principalmente la vista. Las marcas de moda tienen que luchar contra esta tesitura mientras lidian contra otro obstáculo todavía más grande y poderoso: la crisis económica que afecta a los bolsillos de los consumidores. Como consecuencia de todo ello, la moda ha entrado en la rueda de la estridencia, siguiendo la rama de la publicidad más gritona, sin entrar todavía en promoción de ventas (que también), la industria textil ha optado por un producto cuyo valor añadido es el color. El leit motive de esta estrategia es no pasar desapercibido, cuanto más mejor: amarillos, naranjas, rosas, rojos, verdes, azules, todos ellos en su versión fosforita y también metalizada. ¿Qué tiene que ver todo esto con la crisis económica? Al inicio de la crisis económica vimos cómo las marcas (sobre todo las de lujo) volvían a diseños antiguos poniendo en boga la palabra “vintage”, a la reinvención de los modelos existentes, los colores neutros y suaves, las texturas sin complicaciones y los estampados simples. Una visión optimista que quería seguir vendiendo, y para ello utilizaron estos recursos para evocar recuerdos, imágenes del pasado aferrándose a un truco de la psicología que alude al “todo tiempo pasado fue mejor”. Se buscaba un sentimiento de calma, sosiego y sobre todo trasladar la idea de “todo sigue igual”. Pero desde al año pasado estamos asistiendo a un cambio de tendencia, estamos viendo como pasarelas de moda de todo el mundo y las revistas entendidas en el sector apuestan por colores llamativos, estampados arriesgados y tejidos menos sencillos. No obstante, observamos también la tendencia de los tonos pastel, que atiende al target más clásico y tradicional. La solución al problema de vivir en la sociedad de la comunicación la encontramos en “la Teoría Psicológica de la Percepción”, ya que llama más la atención un color fuerte que uno suave. Y ante el problema de la crisis económica, la industria de la moda ha encontrado la panacea en “la Teoría Psicológica de los Colores”. Desde el punto de vista de la publicidad esta teoría es más relevante que la anterior, ya que hace referencia a aspectos psicológicos como el sentimiento de pertenencia, y más importante todavía, a la motivación, los anhelos y las expectativas. Las ventas lo demuestran, el color es motivo del 80% de las compras. Los colores vivos invitan a la alegría, a echar una cana al aire, al desenfado y sobre todo con un concepto que enlaza con una apuesta segura de venta y que tiende la mano al concepto del que hemos hablado anteriormente de “el pasado siempre fue mejor”: la juventud. Al igual que la moda, otros ramas del arte han sucumbido intentando superar la saturación del sentido principal con el que es percibido, como la música y la tendencia al funky, y el cine (las películas de terror usan gamas azules; verde aparece en películas cuyo tema es la distorsión de la realidad/percepción; los mundos post-apocalípticos son de tonos grises deslavados; el rojo aparece en películas violentas y el amarillo en ambientes desérticos.).
Les invito a que la próxima vez que vean un escaparate hagan el ejercicio de vislumbrar qué nos está queriendo transmitir.