Historia 1. Hace algunos meses participé en un evento moderado por un conocido periodista de informativos. Al hablar con él me impactó su trayectoria que iba desde el análisis político al reporterismo en zonas de conflicto. Me pareció un profesional muy inteligente y con una experiencia mucho más extensa e interesante de lo que podría pensarse al verle leer las noticias en un telediario. Así que no me extrañó cuando me dijo que una de sus aficiones era dejar la chaqueta y la corbata y ponerse la “chupa” de cuero y juntarse con moteros de los más duros. Pero esto me lo dijo casi en secreto porque pensaba que esa afición y esos amigos podrían perjudicar su imagen.
Historia 2. Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención en las empresas en las que he trabajado es la forma en que nos relacionamos los profesionales. Seguro que tu también has visto como poco tiempo después de incorporarse a una compañía, hay personas que se relacionan con “los de arriba” y otras prefieren comer o tomar café con los “coleguitas”. Hay gente que rapidamente sabe establecer vínculos con quienes toman las decisiones mientras otros no saben ni quienes son los que mandan. A la larga ya sabemos quienes son los que se benefician, pero no solo por mantener linea directa con “el poder” sino porque se les percibe como integrantes de la élite que dirige.
Desde la guardería hasta el hogar del pensionista, somos juzgados por las personas con quienes nos relacionamos. Lo hemos “sufrido” o “disfrutado” en el colegio, en la mili o incluso con los amigos. Si la Marca Personal se basa en las percepción que generamos en otros, las personas con las que nos relacionamos tiene un papel fundamental.
Si entras como consultor en una empresa tecnológica y tu grupo de amiguetes se limita al sector “friki”, es muy probable que no te puedas desencasillar jamás. O puede que te asocien a los rebeldes o a los “pijos” o a los que se escaquean. Quizás tu no lo eres, pero tu tribu es percibida así. Por lo tanto, tu asumes algunos de sus atributos.
Ya sé que esto que voy a decir puede ser malinterpretado, pero el Branding Personal se basa en la gestión planificada de la percepción que queremos dejar en nuestro entorno. Debe ser auténtica y valiosa. Pero siempre queda un margen para influir. Así que debemos tener claro como nos afectan las asociaciones que se establecen entre nosotros y nuestra red.
Creo que en el mundo dospuntocero todo esto es especialmente importante porque los vínculos son mucho más visibles. Cada grupo de Linkedin del que formamos parte, cada “amigo” que tenemos en Facebook o cada persona que nos retuitea o a la que retuiteamos dice algo de nosotros. Y eso puede proporcionar una información infinitamente más valiosa que un avatar o una foto “divertida”.
Creo que mi posicionamiento bueno o malo se basa en un grado muy importante en la gente con la que me relaciono o se me relaciona. Como dijo Newton: “Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. Tener como amigos a gente como Mertxe, Maria Luisa, Andrés, Roger, Gonzalo, Jose Miguel, Alfonso, Enrique, Sabela, Pedro, Roberto, Franck, Rubén, Borja o y tantos otros, refuerza enormemente mi Marca Personal.
Todo lo que hacemos cuenta y las personas con las que se nos asocia, también. Pero ojo, no se te ocurra convertir las relaciones personales en un elemento utilitario. Si vas a convertir a tus amigos en un elemento de tu “packaging”. Si vas a basar tu relación con otras personas en el beneficio o perjuicio que genera, vas a conseguir que te perciban de un modo muy claro: Como un interesado egoista y seguramente un gilipollas.