Quienes me conocen saben que soy una persona bastante sencilla, incluso simple o simplona. Una de las cosas que aprendí durante mi formación como científico es que las soluciones más elegantes y más acertadas suelen ser las menos complejas. Cuando hablamos de Branding Personal creo que es importante entender que, aunque puede haber herramientas muy sofisticadas y teorías muy elaboradas, en realidad todo se reduce a algo muy básico. Si quieres que te elijan debes conseguir que se perciba que lo que haces va a generar un valor y que este es superior al de tu competencia. Y esto se puede convertir en una fórmula muy sencilla: Valor Percibido / Precio A partir de ahí podemos desarrollar todas las estrategias que nos dé la gana, pero el objetivo es conseguir que el resultado sea mayor que uno. Pero eso no es suficiente si hay otros que pueden conseguir que el resultado de la fórmula sea mayor que el tuyo. Aunque puede parecer una perogrullada es importante entender que el Valor Percibido depende de dos términos, del VALOR (la relevancia, lo que aportas, los beneficios reales que generas,…) y lo que se PERCIBE que es algo siempre subjetivo, emocional y no siempre coincide con la realidad. Y ahí es donde surgen todas las críticas al branding y al marketing porque se ha creado toda una industria que trabaja sobre las percepciones y no sobre el valor real. Por ejemplo, una de las últimas “tontás” dospuntocero que tratan de modificar el numerador de la ecuación es la obsesión por convertirlo todo en una Infografía. Hoy no eres nadie si no conviertes hasta la lista de la compra en una hoja llena de colorines y gráficos. Se está extendiendo la moda de transformar una herramienta casi inutil como es el Currículum para buscar empleo en una herramienta tan inutil pero con colorines y diseño como es la Infografía. Este es uno de esos casos en los que en lugar de ir a la raiz del problema como es la de aumentar el valor real de los profesionales se trata de maquillar el vacío con fuegos artificiales y fanfarrias gráficas. Pero cuando uno está desesperado acude incluso a los curanderos. A veces pienso que la solución al paro es muy sencilla. Si el gobierno obligase a sustituir el CV por Infografías, todo estaba resuelto porque, como todos sabemos, si estás en el paro es porque tu curriculum es tradicional y nunca pensarías que es porque lo que ofreces carece de valor o hay muchos otros como tú. Seguro que en Alemania todos tienen trabajo porque utilizan infografías. ¿Sirve para algo manipular la percepción? Pues por lo que vemos en el mundo real parece que sí y eso genera toda una industria de magos de la imagen capaces de convertir lo más absurdo, inutil e incluso perjudicial en algo aparentemente atractivo y deseable. El efecto no suele ser muy duradero pero mientras tanto, que te quiten lo bailao. El otro día, debatiendo sobre esto en Twitter, algunos decían que si no tienes nada que ofrecer lo mejor es llamar la atención. Cuanto daño está haciendo Lady Gaga… ¿Eso es bueno para una Marca Personal o comercial? Pues no, todo lo contrario, pero hay quienes se sienten bien siendo engañados. En dospuntocerolandia ocurre algo muy curioso. Resulta que tenemos a nuestro alcance todo tipo de herramientas para DEMOSTRAR nuestro VALOR en lugar de tener que recurrir a manipular las PERCEPCIONES. Podemos crear documentos en pdf, escribir blogs, dar conferencias o hacer vídeos o podcasts en los que mostrar nuestro trabajo. Ahora no sólo puedes decir lo que haces (CV), ahora puedes, o mejor aún, debes mostrar lo que haces. Pero la mayoría de la gente, incluso en La Red, sigue pensando que la única forma de darse a conocer es con el jodido CV (ahora en formato Infografía). ¿Qué es lo que está ocurriendo en este momento? Pues que, ante la posibilidad de no tener un empleo, la mayoría de la gente está reduciendo el denominador, el precio. Cada día más hay gente dispuesta a trabajar por menos dinero, trabajar gratis o incluso pagar por trabajar. Muchos siguen pensando que el objetivo es tener un empleo, cuando el auténtico fin es generar ingresos. El tipo de contrato que mantengas con quien te paga es lo menos relevante. Hay otros que, en lugar de hacer algo que les convierta en profesionales más valiosos y relevantes, se centran en la publicidad, el autobombo y la autopromoción con el fin de generar una percepción, real o no pero cuanto menos dudosa, de su valor. Por último están quienes se dedican a aprender, crear, desarrollar, practicar, mostrar, demostrar, probar y formar a otros en aquello que les gusta y en lo que son buenos. Esos son los que se centran en aumentar su VALOR. No voy a negar que esto es algo mucho menos agradecido y cuyos resultados tardan en llegar, pero al final son estos últimos los que consiguen el reconocimiento de su “mercado”. Como decía hace poco, quizás el problema no es que no sepas “venderte” (gracias a Dios) sino que lo que vendes no tiene ningún valor.