Lo reconozco, me sigue sorprendiendo la capacidad de autoengaño de muchas personas. Gracias a las herramientas de dospuntocerolandia es especialmente visible esa mezcla de buenismo y “Flower Power” que más que animar acaba consiguiendo que la gente se paralice esperando un mundo mejor que no va a llegar si no haces algo más.
Reconozco que una de las cosas que más nervioso me pone en Twitter es esa invasión de tuits sacados de libros de autoayuda (autuitayuda) que transmiten la idea de que si deseas algo con mucha fuerza (y pones en tu perfil que eres un apasionado/a de…) conseguirás lo que quieras. Esa tendencia se va realimentando y creciendo gracias a una multitud positivista y no se te ocurra ser el aguafiestas que trate de poner un poco de racionalidad en ese apoteosis del buen rollo.
Lo he dicho aquí muchas veces. Es cierto que sin un sueño y una motivación fuerte es algo más complicado (no imposible) que consigas algo porque te va a faltar impulso para saltar algunas barreras. Pero sin una estrategia personal definida, una buena preparación y un trabajo duro y constante va a ser imposible que saques las cosas adelante. Un sueño sin un plan y mucho trabajo es una pérdida de tiempo que acaba deprimiendo.
Me temo que en esta crisis hay una tendencia en La Red a confundir la ACTITUD con la ACTIVIDAD. Puedes tener una actitud positivísima pero como no te pongas en marcha ahora mismo y trabajes duro no va a venir nadie a sacarte las castañas del fuego. Evidentemente el tiempo va pasando y las cosas no suceden sólo con desearlas y entonces es cuando empiezas a protestar y a quejarte por lo mal que te trata el mundo.
Por otra parte me da la sensación que algunas de esas iniciativas “ciberemocionales” como esas de fomentar abrazos a desconocidos o de crear una “causa” de cualquier hecho anecdótico tiene más de campaña de marketing de sus creadores que de conseguir resultados prácticos. Pero como decía aquella vieja película de Ibañez Serrador, “¿Quién puede matar a un niño?”.
Digo todo esto porque este fin de semana he leído un artículo de Arancha Bustillo titulado Los ‘bordes’ ya no caben en la empresa que refleja esta tendencia a pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y yo me pregunto, ¿De verdad alguien piensa que no hay sitio para los capullos, canallas y sinvergüenzas en las organizaciones en particular y en la vida en general? Si alguien piensa que no, me parece que lo va a pasar muy mal y se va a llevar muchas desilusiones.
Borde, canalla o capullo no son más que atributos de Marca Personal como lo pueden ser eficaz, encantador o flexible. Suelo decir que una persona es dificil que cambie, pero siempre puede cambiar su “mercado”, su audiencia. ¿Alguien duda que hay mercado para gente fria, distante y desagradable? Pues claro que lo hay y seguramente están muy cotizados en algunos sectores. Puede que te desagrade la idea (volvemos al buenismo) pero no puedes negar la realidad.
Como suelo decir muchas veces, el problema no es que una persona se asocie a un determinado atributo sino que sea capaz de mantenerlo. Una Marca Personal debe generar credibilidad y eso significa que si te perciben como un “borde” van a valorarte como tal, para bien y para mal. El problema no es que seas un capullo sino que no seas capaz de mantener tu “capullez” de forma constante, coherente y consistente en el tiempo. Si lo consigues, serás muy cotizado.
Creo que la obsesión por introducir “la emoción” en las empresas ha perjudicado a los profesionales más que ayudarles. Cuestiones como el compromiso o el contrato psicológico han sido utilizados en contra de los profesionales en vez de favorecerlos. Creo que esa obsesión por hacernos creer que vivimos en un “mundo feliz” ha generado profesionales, estudiantes y ciudadanos blanditos y paralizados.
Puedes seguir pensando que los “bordes” ya no caben en la empresa o en la vida y tuitear cosas bonitas… y mientras tanto te estarán quitando tu merienda y te preguntarás como ha podido ocurrir.
Puedes seguir pensando que si deseas algo con mucha fuerza el universo conspirará para que lo consigas y esa actitud positiva puede hacerte sentir feliz durante un rato. Mientras tanto, ahí fuera habrá gente tan soñadora como tú (aunque no se pase el día diciéndolo) que estará dejando su huella, su Marca Personal con sus acciones positivas y relevantes.
En la novela de Stephen King La Cúpula leí una frase que resume muy bien lo que trato de decir: "La actitud positiva es esperar lo mejor mientras te preparas para lo peor".