
Marca personal: el complejo trayecto entre ser y trascender
Como profesional dedicado al tema que titula este artículo (y a otros con los cuales tiene diversos puntos de contacto), y también como trabajador devoto, estudioso constante y aprendiz permanente del mismo, no me gusta en absoluto la todavía vigente, y en ciertos contextos, muy creciente tendencia a convertir la marca personal en un atributo de connotación y aplicación exclusivamente utilitarias a nivel económico, y enfocadas solo a lo mercantil (ya la he analizado antes en este y otros espacios). Entre tanta información y análisis sobre elementos indiscutiblemente necesarios (y en muchos casos, inclusive, urgentes) como "tu propuesta de valor", "tu misión", "tu visión", "tus objetivos", "tu estrategia", "tu sector", "tu mercado", "tu competencia", "tus competencias", "tu empleabilidad", "tu oportunidad de empleo", etc., etc., etc., muchísimas veces se obvia, se relega y hasta se olvida a "tú, persona", ese ser humano que inevitablemente eres desde que naciste y serás hasta que mueras. Creo que el inicio de un nuevo año (o mejor aún, el final del recién concluido, pero no muchos solemos dedicarnos a eso en dicha época) es momento muy propicio para que cada quien:
Y no es que todo lo mencionado antes de la última frase resaltada en negritas en el párrafo anterior a la breve lista propuesta (donde se habla de "tú, persona"), carezca de importancia; al contrario. La cada día más difícil y apremiante situación del mercado laboral y de humanos con recursos, torna imprescindibles e impostergables los esfuerzos que cada vez más personas hacen para ser tan visibles como les sea posible, y sobresalir entre muchas que tienen, sostienen y defienden aspiraciones y potenciales similares o equivalentes a las suyas (porque definitivamente, si eres uno más, serás uno menos, como bien afirma el Maestro Andrés Pérez Ortega). Y en esa dirección, la marca personal, bien gestionada, deviene resultado positivo de tales esfuerzos; visibiliza, distingue y destaca a quien se hace visible y merece ser distinguido y destacado (lo cual, como dejó muy bien sentado Tom Peters desde el lanzamiento mismo de este concepto hace veintiún años, está al alcance de todo el mundo); y cada vez con más frecuencia, se convierte en el factor diferencial clave para las diversas instancias de poder (gerencias organizacionales privadas, instituciones públicas, inversionistas, fondos financieros colectivos, líderes de opinión, entre otras: esos stakeholders a los que frecuentemente se refiere el Maestro Guillem Recolons en relación con este tema), en cuyas manos están las decisiones -o las influencias asociadas a ellas- acerca de temas como acceso al empleo, promoción de índole jerárquica, selección entre aspirantes y asignación de becas para procesos profesionalizantes, financiación de iniciativas emprendedoras, y muchas más, en un amplio y variado espectro de posibilidades.
Solo que una marca personal inicia (ser: origen, personalidad, principios, valores, perfil profesional, competencias), evoluciona, se desarrolla, crece (hacer: trabajar, estudiar, investigar, innovar, crear, interactuar, relacionarse, gestionar, comunicar, mercadear), y, sobre todo en términos de retorno, "termina" (lograr: aumento de la visibilidad, mejora de los resultados profesionales en el ámbito de labor, crecimiento financiero, elevación del impacto en el entorno, posicionamiento positivo creciente ante los públicos objetivo y eventualmente otros, sostenibilidad, perdurabilidad, legado, trascendencia), en la persona que toda marca personal es (sugiero revisar al respecto el último post publicado en 2018 por la Maestra Eva Collado Durán, así como su evergreen trabajo titulado Indicadores de que tu marca personal funciona en la vida real). Y únicamente desde la persona que se es, se puede ser profesional, explorar y conocer el sector, competir (si no queda otro remedio, porque si logras crear y capturar tu propio océano azul, sencillamente no tendrás que hacerlo; o si eliges "coopetir", casi de seguro serás integralmente mucho más exitoso que compitiendo), posicionarse en el mercado, equilibrar las cosas con la competencia, acceder a las oportunidades de empleo o emprendimiento e inclusive generarlas, y un largo etc. Porque para todo eso, lo más importante es lo que somos como seres humanos viviendo y actuando en familia, en grupos, en comunidad, en sociedad, aportando valor a las vidas de quienes conviven con nosotros o reciben de cualquier forma nuestra influencia, y marcando sus trayectos, sus cerebros, sus logros y sus almas gracias a ello. En mi opinión, todo lo demás (y quiero decir TODO lo demás) deriva y depende fundamentalmente de eso.
Entonces, aprovechando el momento y la coyuntura, te propongo un breve recorrido formalmente autointerrogativo, obviamente autoanalítico, potencialmente autopropositivo y casi seguramente (si lo asumes como debes) autorregulador, a través de las cinco dimensiones clave que a mi juicio resultan inmanentes al continuo que expresa ese ineludible tránsito entre tu ser y tu trascendencia como marca personal, y a la imprescindible integración entre ellas que estratégica y sistémicamente debes gestionar (personal branding); y que de resultas de ello, si haces bien la tarea, muy probablemente podrás materializar (personal brand). Ellas son: ser, hacer, lograr, impactar, y trascender.
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