Con cierta frecuencia, los autores de algunos blogs nos advierten de la diferencia entre popularidad e influencia. Explican que tener muchos “followers”, seguidores, “amigos” o fans no implica una capacidad para cambiar la forma de pensar de mucha gente. Estoy totalmente de acuerdo. Me da la sensación de que, a partir de una determinada masa crítica, especialmente en las redes sociales, el número de personas que te “siguen” aumenta de un modo casi automático… e indiscriminado.
Una de mis dudas metafísicas dospuntocero está relacionada con lo anterior, pero se refiere a la relación entre visibilidad y rentabilidad o ingresos. Ojo, aquí me refiero a profesionales no relacionados con el Social Media, Internet o temas por el estilo. Profesionales como yo, que vendemos servicios o productos “tradicionales” pero que utilizamos canales dospuntocero.
A mi, y a muchas personas como yo que tenemos una cierta visibilidad en La Red, nos ocurre como a la familia real. Da la sensación de que nuestra actividad es frenética, cuando en realidad suele ser bastante más tranquila de lo que parece. Eso ocurre porque siempre que sabemos algo del Rey o de los Príncipes es porque están haciendo algo.
Con dospuntocerolandia ocurre algo similar, aquí solemos reflejar nuestras actividades. Y al final parece que estás en un movimiento perpetuo. La conclusión casi automática es que si siempre estás haciendo cosas, eso es que te va fenomenal y te estás forrando. Y nada más lejos de la realidad. Es cierto que a base de esfuerzo y trabajo consigues que te citen, hablen de tí, te metan en listas de personas “admiradas” pero en el fondo acabas pensando “si ellos supieran…”
Yo no me puedo quejar porque estoy haciendo lo que me gusta. Pero entre eso y poder comprarme una isla en el Pacífico, hay una gran distancia. Creo que es importante dejar claro que no tiene nada que ver ser visible, conocido o popular y obtener rentabilidad de todo eso. Los ingresos no se obtienen por tu cara bonita (en mi caso, ni eso) sino por lo que puedas aportar.
Creo que se están confundiendo las prioridades. Desde un punto de vista profesional, tu objetivo es crear productos o servicios útiles y cobrar por ellos. Es absurdo convertir la visibilidad, la conversación, el “jijí, jajá”, o el buen rollito colaborativo en un fin. Empiezo a pensar que es absurdo considerarlo incluso como un medio.
Tengo la sensación de que mucha gente ha convertido esto de lo dospuntocero en una huida hacia adelante. Reconozco que en muchas ocasiones es muy agradable. Pero en esta carrera muchos parecen haber olvidado la razón que les hizo ponerse en marcha. Creo que en algún momento, un profesional que se mete en este mundo dospuntocero debe reflexionar sobre la rentabilidad que obtiene de la charla intrascendente, de aguantar críticas e impertinencias (pocas, eso es cierto) de gente que no te conoce, de hacerlo todo gratis porque “está mal visto” pedir algo a un “amigo”.
El Branding Personal no consiste en estar en todos los sitios. Una Marca Personal se tiene independientemente del número de “amigos” que tengas. La Marca Personal está relacionada con tu identidad, tus valores, tu relevancia y no con la cantidad de seguidores. Nadie te va a pagar porque tengas una Marca Personal, sin embargo, el Branding Personal te va a ser útil para reducir la desconfianza cuando alguien va a tomar una decisión.
Por eso, lo fundamental no es que te conozcan A TÍ sino LO QUE HACES. Perdona la burrada, pero desde un punto de vista profesional, a mi no me interesas tú, sino lo que puedes hacer por mí y viceversa. No quiero que te “vendas” tú, sino tu “producto”. Por el interés te quiero Andrés.