
Este es uno de esos posts personales que me salen de vez en cuando. No está basado en datos, ni en informes, ni en opiniones de un gurú yankee. Ni siquiera está respaldado por una bonita infografía. Es algo absolutamente visceral, irracional y seguramente equivocado.
Puedo ser un insensible, incluso una mala persona, pero tanta información sobre tantas cosas y de forma tan continua y repetitiva me está empezando a dejar de importar. Los videos de superación que “no te puedes perder” ya no me emocionan. Tengo la sensación de haber visto las mismas historias miles de veces, primero en Youtube y luego en presentaciones clónicas en las que el ponente solo es el pegamento entre video y video.
Supongo que me van a crucificar, pero estoy hasta el gorro de los comentarios sobre la Ley Sinde, sobre las estupideces de los “famosillos” semianalfabetos, sobre la enésima revolución dospuntocero o sobre la nueva serie de culto en los canales de pago (“Pero ¿Cómo puedes no adorar Mad Men?”).
Hace algún tiempo leí la historia de una persona, creo que era rusa, que por un problema neuronal, era incapaz de discriminar conversaciones. Así que si entraba en un lugar lleno de gente que hablaba, se le mezclaban todas en su cabeza. Para volverse loco, vamos.
--- Regístrate o accede como usuario para disfrutar del acceso ilimitado a todos nuestros contenidos ---

