Este es uno de esos posts personales que me salen de vez en cuando. No está basado en datos, ni en informes, ni en opiniones de un gurú yankee. Ni siquiera está respaldado por una bonita infografía. Es algo absolutamente visceral, irracional y seguramente equivocado.
Puedo ser un insensible, incluso una mala persona, pero tanta información sobre tantas cosas y de forma tan continua y repetitiva me está empezando a dejar de importar. Los videos de superación que “no te puedes perder” ya no me emocionan. Tengo la sensación de haber visto las mismas historias miles de veces, primero en Youtube y luego en presentaciones clónicas en las que el ponente solo es el pegamento entre video y video.
Supongo que me van a crucificar, pero estoy hasta el gorro de los comentarios sobre la Ley Sinde, sobre las estupideces de los “famosillos” semianalfabetos, sobre la enésima revolución dospuntocero o sobre la nueva serie de culto en los canales de pago (“Pero ¿Cómo puedes no adorar Mad Men?”).
Hace algún tiempo leí la historia de una persona, creo que era rusa, que por un problema neuronal, era incapaz de discriminar conversaciones. Así que si entraba en un lugar lleno de gente que hablaba, se le mezclaban todas en su cabeza. Para volverse loco, vamos.
En los últimos tiempos empiezo a tener esa sensación. Desde el momento en que me levanto y enciendo el ordenador (seguramente es el primer error) hasta que me acuesto echando un último vistazo al “Smartphone”, estoy dentro de una conversación continua. Los momentos sin ese “ruido de fondo” son cada vez menores. Oigo y leo a mucha gente, pero cada día me es más difícil escuchar alas personas querealmente deberían importarme, especialmente a una: yo mismo.
En dospuntocerolandia cada día es más difícil distinguir tu propia Marca Personal. Aunque creas que vas a dejar tu huella en otros, lo más probable es que cada vez seas menos tú para no ofender o molestar a nadie. Poco a poco y de un modo sutil pero imparable, vas convirtiéndote en la marca de otros, una especie de marca uniforme pero simpática. A medida que aumentan tus “amigos”, vas dejando de escuchar al amigo que has ido conociendo poco a poco, que va a hacerte sufrir y a darte caña y que va a estar siempre contigo. Tú mismo.
Creo que es hora de volver atrás. No digo que una pequeña dosis de lo 2.0 no tenga cierto sentido si se dosifica bien. Pero creo que es la hora de lo 0.0, del diálogo con uno mismo. Es el momento de conversar, cooperar y compartir buenos momentos con la persona que mejor conoces. E inmediatamente después, con quienes tienes más cerca.
Quizás puedas pensar que esto es contrario al Branding Personal, pero eso es solo si piensas que la Marca Personal se basa únicamente en la visibilidad y la notoriedad, especialmente la dospuntocero.
La Marca Personal se basa en la personalidad de quien la sustenta, en lo 0.0. Solo cuando tienes claro quién eres, podrás salir ahí fuera a defenderlo. Si lo 0.0 es muy débil o influenciable por falta de conversación honesta contigo mismo, acabarás sucumbiendo al vendaval 2.0.
Nadie de ahí fuera te va a decir lo que tienes que hacer, lo que te gusta o lo que debes buscar. Nadie mejor que tú va a identificar aquello en lo que eres alucinantemente bueno o qué límites no debes sobrepasar. O al menos no deberías. Porque cuando lo hagas serás menos tú y serás más lo que otros quieren que seas.
Así que, si quieres dejar una Marca Personal potente, empieza a conversar seriamente con tu principal (y quizás el único leal) “follower”, fan o seguidor. Ese que ves siempre que te pones delante de un espejo.