Suena duro y apocalíptico, lo sé, pero que nadie se asuste. Cuando todo parecía indicar que 2010 había sido el peor año del siglo XXI y parte del XX, llegan los agoreros, los que nos están amargando los primeros suspiros del 2011 para decirnos que lo peor está por venir… ¿Peor? Yo ya no se si creérmelo, sinceramente, pero aún así habrá que tener previsto que algo así pueda ocurrir.
Sin embargo, y en la línea de aquellos que opinan y manifiestan que estas épocas convulsas llegan a la medida de los emprendedores, quiero anunciaros (y no es una primicia) que soy de los que piensan que la sociedad que va a resultar cuando todo esto pase no la va a reconocer ni… los que la han creado.
Estas épocas convulsas llegan a la medida de los emprendedores
El sistema financiero en proceso de derrumbe ¿o de reconstrucción?, la financiación pública buscando nuevas fórmulas, la política aventura cambios, y el próximo modelo empresarial está aún por determinar. Por no hablar de la seguridad social o las relaciones laborales.
Pero mientras todo esto ocurre se de algo que no puede esperar; las personas. Qué va a ser de ellas, de nosotras, las grandes olvidadas, las eternas víctimas, las inocentes sacrificadas, los datos que soportan las apocalípticas estadísticas. Las personas, ¡ay, las personas! Abocadas al cambio sin buscarlo, al despido sin esperarlo, al fracaso sin quererlo. ¿Qué será de nosotros, las personas, en un mundo futuro difícil de predecir?
Desde luego que ni soy futurólogo, ni adivino, no astrólogo, (ni lo pretendo). Tampoco se, y mucho menos entiendo, la relación de la física cuántica con todo esto, que hay quien dice que la tiene, pero sí tengo claro que al futuro hay que ir con decisión y claridad de ideas (y sin la póliza de crédito demasiado consumida). La seguridad en uno mismo y en sus posibilidades es un arma para la supervivencia en esta nueva era post-bienestar.
Al futuro hay que ir con decisión y claridad de ideas. La creación de marcas personales decantará las escasas posibilidades en aquellas personas cuyo valor, conciencia y autoconocimiento las haga merecedoras del escaso bien del trabajo, la estabilidad y el éxito.
¡¡ Que será de las personas sin marca, en este vacilante e inquieto mundo que se avecina !! ¿Alguna sugerencia?