Opinión Branding

¿Cuál será el futuro de la marca Skype?

Desde que en 2003 Skype iniciase su andadura por la Red, poco tiene que ver el mercado de los "mensajeros" y el uso de los mismos. Nació en Estonia con vocación de triunfar en el transporte de voz y vídeo, y ahora pertenece al gran Microsoft quien ya anunció la transición de su mítico Messenger. En un mercado de mensajerías donde despunta Whatsapp y el entorno móvil parece haberse abierto la veda y mientras el mercado se satura de opciones, no queda clara ni su viabilidad ni el posicionamiento de las diferentes marcas.

Hagamos memoria

A principios de noviembre Microsoft anunciaba la desaparición de Microsoft Live Messenger, quien fuera popular desde 1999 conocido con la marca MSN Messenger. El producto se ha dejado de actualizar tras la compra de Skype y su desarrollo se ha centrado en este último.

Tras la compra de Skype, la noticia sobre la desaparición de Messenger no sorprendió tanto como pudiera parecer, la saturación en el mercado de todas las opciones auguraba la desaparición de una de las dos marcas. Aunque hubiera podido parecer que la que desaparecería sería Skype, ni el valor tecnológico del desarrollo, ni la imagen de marca del original de Microsoft contaba con especial ventaja. Si bien es cierto que Microsoft tiene el mayor número de ordenadores del mundo con su sistema operativo, la imagen de marca de sus productos había quedado obsoleta y en muchos casos asociada a conceptos negativos. La renovación de su marca, de sus productos y de sus inversiones es un ejemplo de búsqueda de nueva dominancia en el mercado.

¿Qué tipo de marca será Skype?

Integrada en la nueva estética de Microsoft, de líneas minimales, diseños afables, y simplicidad en todos sus aspectos, la nueva marca ocupará un puesto versátil entre la población joven que usaba "el Messenger", y el público más alternativo que usaba Skype. La estrategia parece similar a la que se ha producido al migrar Hotmail hacia Outlook. Una nueva imagen más en línea con Google que trata de reconciliar dos targets muy diferenciados. Pero en este turno de partidos en el que Microsoft perdió el gobierno en los 2000, parece que empieza a afectar a Google y Facebook quienes cosechan cada vez más críticas. Conseguir la rentabilidad de un producto al mismo tiempo que se ofrece gratuidad al usuario no es del todo sostenible.

¿Será rentable Skype?

El sistema que desarrollaron en 2003 Ahti Heinla, Priit Kasesalu, y Jaan Tallinn, tras su polémico Kazaa de archivos Peer to Peer, ofrecía llamadas gratuitas entre usuarios del sistema, y la posibilidad de realizar llamadas de pago a cualquier teléfono del mundo a través de la tecnología de compresión de datos VozIP. El valor del producto ascendió de manera firme debido a la calidad del servicio, pero nunca se desarrolló como un soporte publicitario para terceros. Skype cuenta con 663 millones de usuarios, lo cual le convierte en un proveedor de servicios de Internet a la mitad del camino de Facebook, que ya cuenta con un millón. Con el trasvase de usuarios desde Microsoft Live Messenger es bastante posible que superen a la empresa de Mark Zuckerberg en número de usuarios activos por mes.

¿Qué tipo de soporte publicitario debería ser?

El banner relacionado con el contenido, que asociamos sobre todo a Google, empieza a hacer aguas. Con una ciberpoblación que tiende a conocer mejor sus derechos en la Red, que empieza a plantarse ante los asaltos a la privacidad, y que se inquieta con cambios de directivas. Los soportes publicitarios deberán buscar ?hits? más altos que la conversión, o la captación. Pero Microsoft Advertising está pensando más en sus Rich Media y en banners expandibles. Una fórmula clásica que piensa más en la exposición llamativa del producto que en el integrarlo en el contenido. Posiblemente los últimos movimientos de Facebook a la hora de insertar banners en medio de nuestras conversaciones, o usar a nuestros contactos como prescriptores sea una técnica que Microsoft descarte. Convertir el anuncio en una interferencia en la comunicación, o dejar que la publicidad se relacione demasiado con nuestra conversación, sería un error

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