Leía recientemente un artículo con el siguiente titular: "Al cliente no le importaría que el 82% de las marcas desapareciera". Según un estudio de la asociación de marketing de España, este es el resultado que arroja encuestas realizadas a clientes sobre su percepción sobre marcas. ¿Preocupante no les parece?. Realizamos, en muchos casos, pingues esfuerzos desde diferentes ámbitos de la empresa para mejorar nuestro branding, para que nuestra marca posea un posicionamiento adecuado y permanente en la mente de nuestros clientes, para obtener estos resultados.
Obviamente estamos hablando de un organismo de la solvencia de la asociación española de marketing, que es la que nos aporta esta información, es la que llega a esta conclusión tras el desarrollo de su estudio. Si se confirma esta realidad, lo que está claro es que tenemos una capacidad de branding reducida, empobrecido.
No es menos cierto que deberíamos conocer a quien se le ha pasado las encuestas y con quien se ha contactado, ya que como sabemos las marcas se dirigen a target concretos en muchos casos, por lo que si preguntamos a personas diferentes a estos perfiles, es muy probable que les importe poco que esa marca desaparezca. Dando por supuesto que la consulta se ha realizado de manera adecuada en la relación marca-cliente, ya que no he podido acceder al estudio y la metodología seguida, podemos extraer algunas causas de esta pésima percepción sobre marcas, que creo no se aleja mucho de la realidad que vivimos con respecto a este tema:
Todas ellas pueden ser causas que pueden justificar la mala percepción que de las marcas poseen los clientes. Pero me parece importante comentarle que consecuencias padecerá su empresa con un branding indefinido, mal desarrollado, empobrecido o inexistente:
Me parecen verdaderamente importantes y destructivas las consecuencias de un branding inadecuado. La estrategia de centrarse en el producto y sus virtudes, ha pasado a mejor vida, perdón a peor vida, pues se muestra como reliquia de una comercialización rancia, antigua y sin resultados. La estrategia pasa por crear marca, desarrollarla, mimarla y que todo ello evoque aquellos que necesita y desea el cliente. Apueste por su marca, apueste por emocionar, por enviar argumentos de compra a sus clientes. Cree procesos de compra que supongan algo más que conseguir un producto o servicio para este. La forma de llegar con la marca al razonamiento de este, pasa inexorablemente por llegarle al corazón.
En definitiva el trabajo que debe hacer con su marca es dirigir sus valores y evocaciones a las zonas que decide en el posicionamiento del cliente y que determina las decisiones de compra, bien sea el corazón o la razón. Este trabajo exige un conocimiento exhaustivo del cliente y quizás es el trasfondo causal que refleja los datos que hemos comentado, las conclusiones del estudio, del poco apego a las marcas por parte del mercado, la causa de la enfermedad se llama: desconocimiento.
De todos modos lo cierto es que nos queda mucho trabajo por hacer, un país de marcas débiles, es complicado que pueda ser competitivo a nivel comercial en entornos nacionales e internacionales, pues suele ser dependiente de factores externos que no controla la empresa y que fijan los competidores más fuertes. Algo no funciona en nuestro trabajo en la generación de branding, si no nos hacemos imprescindible para la mente del cliente, este se arrojará en brazos del competidor.