No soy persona de idolatrar a mucha gente, por lo que en lo que voy a escribir tampoco me gustará que se adivinara esa intención. No es menos cierto que admiro a muchas personas por su capacidad, por sus saber estar, por su saber ser y por qué todo ello es compatible con los valores que poseo. Me gustaría compartir contigo algunas líneas entre lo que conozco de Rafa Nadal y su vinculación con la marca España.
Está claro que la marca España la estamos esculpiendo entre todos/as día a día, con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo, con nuestros comportamientos, con nuestras actitudes y aptitudes, pero claro está, las personas públicas representan o poseen la oportunidad representar mejor esa marca que tú y yo, por su capacidad de impacto y difusión de todo lo que hace.
En este sentido, admiro profundamente los valores y comportamientos que exhibe este chico. Joven, deportista, mediático, rico, perseguido, idolatrado, influyente, y todos los atributos deseados por la gran masa que te puedas imaginar, este chico da lecciones un día sí y otro también, de lo que me gustaría fuera mi país. Persona equilibrada en sus palabras y comportamientos, tiene el talento como referencia, así como el esfuerzo como maquinaria que le hace llegar a los triunfos, pero cuando estos no llegan, no busca ningún tipo de excusa (y sabes muy bien que no pasaría nada porque en muchas ocasiones ha tenido muy buenas excusas para que otros rivales vieran rebajada su proeza de ganarle), cree en el trabajo como fuente de éxitos, cree en lo que dice y actúa en consecuencia, no cae en la banalidad estéril que propicia el éxito y sobre todo entiende que sólo es una persona que juega al tenis de lo cual ha hecho su forma de vida. Un día se planteó intentar ser el mejor en lo que le gusta y lo ha conseguido, pero no ha cogido atajos mediatos que lo auparan a los lugares privilegiados donde se encuentra. Tiene colaboradores, tanto su entrenador como el resto del equipo, que no le “doran la píldora”, sino que le recuerdan y refuerzan continuamente los valores que le ha hecho llegar a la cima.
Es probable que de tener una visión y personalidad más egocéntrica, es posible que se hubiese desecho de ese equipo de trabajo, para buscar otros más “zalameros”, que continuamente le adularan, que le dijeran no lo bueno que es, que es evidente, sino el personaje “endiosado” que podría ser e incluso mostrarse, porque el gran público le ha otorgado la condición de mito. Eso también es equilibrio, y es por ello que me gustaría que todo esto que comento, junto a muchas otras cualidades que sin duda posee este chaval y que desgraciadamente no conozco por no mostrarla en público pero que se intuyen por sus palabras y actos, pues bien todo ello, me gustaría describiera la marca España. Que estas cualidades, competencias, comportamientos, actitudes, fueran lo que describieran al grueso de nuestra población, de nuestros representantes, de nuestros empresarios, nuestros trabajadores, nuestros stakeholders, y que no fuera una excepción, una agradable y significativa excepción, pero no lo que nos define como país. La marca España debería de tomar muchas consideraciones de la marca personal, probablemente más importantes e influyentes en estos momentos en el mundo.
Rafa Nadal en relación con la marca España es todo lo que desearía ser esta marca, al menos eso pienso. Cuando se relacionan estos dos emblemas, jugador y país al que pertenece, en ese co-marketing que se intenta por todos los medios provocar en muchas ocasiones, la marca que sale reforzada es la Marca España, pues la enseña dominante es Rafa Nadal. Este es todo lo que le gustaría ser a la marca España, es el referente, o al menos entiendo que debería ser el referente, para conseguir un posicionamiento mucho más interesante en el mundo. Sé que esta es una apuesta arriesgada “nadalizar” la marca España, pero cuando una marca te demuestra que es de una forma determinada, coherente en el tiempo en sus valores y comportamientos, con un Brand essence tan definido como el del tenista, el riesgo se reduce de manera importante, pues no es que se muestre así, sino que es así y eso tiene premio en los mercados y los éxitos están constatados y se me antojan que perdurables en el tiempo. Fijaros el número de seguidores que posee, su capacidad de modelaje, su capacidad de influir en las masas, todo lo que toca gana en credibilidad y por tanto en interés para inversores y clientes. Y esto no quiere decir que mañana no se pueda equivocar, que puede ser, como pueden “meter la pata” todas las marcas que conocemos, pero estoy seguro que incluso en ese caso, la rectificación por parte de Rafa, aun aumentaría mas su valor en el mercado, pues mostraría su condición de humano y eso lo valoran y premian mucho la clientela.
Rogamos no se mal interpreten estas palabras como la presentación de una persona perfecta, sin fallos, ni defectos, pues eso no existe, no es posible entre las personas, pero tampoco existen marcas perfectas, pero de todas formas no es mi intención ensalzar a Rafa Nadal persona, solo pretendo presentarlo como una marca que garantiza éxitos, a través de la cordialidad, esfuerzo, talento y profesionalidad. Simplemente y huyendo de idolatrías, me gustaría que la marca que proyecta mi país fuera todo eso, y para ello, creo que no sería mala idea que aprendiéramos de este joven cual es el camino a seguir y cuales los valores que deberíamos albergar en nuestra marca para alcanzar metas muy altas. Gracias Rafa Nadal por tu aportación a la marca España, tu talento y personalidad genera mucho más que éxitos en el tenis, muestra todo lo que podríamos ser, lo que me gustaría que fuésemos y eso es una gran responsabilidad añadida a tu misión de ganar partidos, lo sé, y puede que sea hasta injusto mostrarte como modelo para la marca de un país.