
Tipografías: Elegirla con precisión puede ser la diferencia entre una marca olvidable y una marca inolvidable
Por Redacción - 9 Abril 2025
No se trata únicamente del estilo de letras que adorna un logotipo o un encabezado web. La tipografía transmite personalidad, valores y posicionamiento, incluso antes de que una sola palabra sea leída. Cuando está mal elegida, puede provocar disonancia cognitiva, confundir al consumidor y, en casos extremos, dañar irreversiblemente la credibilidad de la empresa.
Numerosos estudios respaldan esta afirmación con contundencia. Un análisis de la Universidad de Loyola indica que hasta el 90% del juicio inicial sobre un producto se basa exclusivamente en el color y la tipografía, lo que coloca a esta última en el centro del juicio perceptivo. Y es que la tipografía no solo habla por la marca: la representa, la define y la humaniza. Monotype, una de las compañías tipográficas más influyentes del mundo, descubrió que una elección tipográfica adecuada puede incrementar el reconocimiento de marca en un 13%, una cifra significativa si se considera la feroz lucha por la atención del consumidor.
El diseño digital tampoco escapa a esta lógica. En un ecosistema donde el usuario promedio dedica apenas segundos a un sitio web, la tipografía se convierte en un filtro de credibilidad. Un estudio de la Universidad de Stanford demostró que el 75% de los consumidores juzga la confianza de una empresa por su diseño digital, donde la legibilidad y coherencia tipográfica tienen un peso central. Adobe, por su parte, aporta un dato contundente: el 62% de los consumidores se sienten menos inclinados a realizar compras si detectan inconsistencias tipográficas en la comunicación de una marca. La tipografía no solo debe ser bella, sino funcional, armoniosa y estratégica.
La historia de las marcas ha registrado llamativos fracasos relacionados con decisiones tipográficas erradas. El caso de GAP en 2010 es uno de los más citados: tras cambiar su logotipo y adoptar una nueva tipografía, la reacción negativa fue tan feroz en redes sociales y medios que la compañía se vio obligada a volver a su diseño anterior en apenas una semana. Las pérdidas, tanto económicas como reputacionales, fueron millonarias. En el otro extremo, gigantes como Microsoft han demostrado comprender el poder del diseño tipográfico. La empresa invirtió alrededor de un millón de dólares en desarrollar su fuente corporativa Segoe, reconociendo que una tipografía coherente y distintiva no es un gasto, sino una inversión estratégica.
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