Por Redacción - 12 Abril 2018
American Express, la compañía de tarjetas de crédito, acaba de rediseñar su logo. La empresa llevaba 37 años sin tocar su imagen y lo ha hecho de una manera concreta. Como apuntan en Quartz, los cambios son sutiles y no algo que rompa mucho con lo que tenían hasta ahora. Han eliminado el degradado de color, han aplanado el diseño, han limpiado la tipografía y lo han hecho un tanto más simple a primera vista. Incluso, el logo nuevo tiene una versión más simple incluso, una especie de versión cortada en la que solo aparecen las dos primeras letras de cada uno de los términos del nombre de la marca.
Que American Express cambie su logo sería una noticia más y una no tan importante, al menos a este lado del Atlántico, pero el movimiento es destacable por una razón. Lo que la compañía acaba de hacer es unirse a una larga lista de compañías que están modificando su logo para hacerlo más simple.
Antes lo hicieron Apple, Google, Pepsi, Facebook o Microsoft con el emblema de Windows, su sistema operativo. Todas ellas cambiaron la imagen que tenían por una que visualmente resultase mucho más simple y más sencilla. Todas ellas, en definitiva, se unieron a la tendencia de usar logos que resulten mucho más minimalistas.
La tendencia es una que corre paralela a otras que están eliminando elementos de los logos y haciéndolos mucho más - por así decirlo - asépticos. Es lo que hace, por ejemplo, otra gran tendencia que ha emergido en los últimos años, la de expulsar el nombre de la marca del logo.
Mastercard fue una de las últimas compañías de alcance global en reinventar su logo de este modo, eliminando su nombre y simplificando la imagen a un par de círculos de colores. Todo era más simple, más minimalista y sin nombre. Starbucks, Nike o McDonalds había eliminado en los años anteriores sus nombres o eslóganes de los logos (contenidos que antes siempre estaban presentes). Las empresas lo hacen porque la cultura se ha vuelto cada vez más visual. A medida que estamos más rodeados de pantallas, estamos mucho más centrados en las imágenes que vemos y no en otro tipo de elementos.
A eso se suma el hecho de que los logos tienen que funcionar en otros entornos, como apps, en los que los consumidores no verán bien las letras. Y, finalmente, estos logos sin palabras son mucho más versátiles y fáciles de usar.
De hecho, este último punto es también uno de los que ha impulsado de forma general el boom del logo minimalista. La necesidad que tienen las marcas de que sus logos funcionen como imagen de perfil en las redes sociales y la búsqueda de que se vean bien en las pantallas de cualquier tamaño hace que sea necesario reducir todos los elementos que no sean absolutamente necesarios, para que la imagen no resulte confusa.
A eso se suma el propio mercado. A los consumidores les cuesta confiar cada vez más en las grandes corporaciones y en las marcas, lo que obliga a las compañías a cuidar cada vez más también lo que ofrecen, el cómo se presentan y los elementos que conforman su imagen. Como señala un experto sobre el cambio de American Express, los elementos que triunfaban en los 90 (como esos colores degradados y esas letras en relieve) no logran ese objetivo. Se ven más falsos en la era de internet.
Las presentaciones complejas se han convertido en un elemento que se ve como de la vieja escuela y lo simple y sencillo se ha impuesto en los nuevos tiempos. Las previsiones de grandes tendencias en diseño de logos para 2018 estaban de hecho llenas de elementos que se ligaban a esta situación. Todo se hacía más simple, desde el color a la tipografía, para responder a las necesidades del mercado.