
El teléfono ha dejado de ser un mero dispositivo desde el que hacer y recibir llamadas para convertirse en el soporte más utilizado para conectarse a internet, consultar información, acceder a redes sociales... Pero no solo por los usuarios, sino también para los anunciantes, que han visto en él pingües beneficios. Y es que la entrada en juego de smartphones ha marcado un antes y un después a la hora de hacer publicidad.
Teniendo en cuenta que más del 60% de los españoles tiene ya un smartphone y que las empresas gastaron más de 92,2 millones (+45%) el año pasado en marketing móvil, todo hace pensar que aquí hay negocio. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer en el universo mobile, ya sea en términos tecnológicos como de privacidad. No hay más que ver que solo el 10% de las empresas tienen su página web optimizada al soporte móvil y muchas de ellas lanzan sus campañas sin pensar demasiado en la intimidad de las personas.
Al tratarse de un soporte relativamente joven, los anunciantes deben adquirir todavía más experiencia e interiorizar, sobre todo, que tiene unas características propias, totalmente diferentes a las del soporte online. Y es que coincidirán conmigo en que no es lo mismo hacer publicidad online que mobile.
Ante todo, el soporte móvil está mucho más vinculado a la persona y a ofrecer una experiencia personal. De ahí que el secreto del marketing móvil no sea adaptar el mensaje al tamaño de la pantalla, sino en hacerlo mucho más interactivo, acercándose con mayor precisión los gustos del consumidor y siendo más directos en los mensajes.
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