La Analítica Web no va tanto de herramientas y datos. Su esencia consiste en aprender a pensar y crear estrategias de negocio con los datos que tenemos. La información es poder, pero hay que reflexionarla y usarla a nuestro favor para detectar cambios, anticiparnos y adaptarnos de la forma más óptima posible.
Los datos son sólo eso. Datos o información con el que configurar una realidad (preocupante o bondadosa), pero no hacen cambiar las cosas en las organizaciones. Ayudan en el proceso, pero son las reflexiones e ideas las que permiten la innovación (que puede incluso llegar a ser disruptiva).
Hay que contextualizar los datos en un momento y lugar concretos y tratar de identificar las experiencias personales que los están originando. No hay que olvidar que a las personas no les interesan tus productos o servicios, sino las experiencias o beneficios que obtienen tras ellos. No nos quieren por lo que hacemos, sino por lo que ellos obtienen.
Las herramientas de Analítica Web (Google Analytics, Herramientas para Webmasters de Google, Omniture, etc) nos muestran resultados, pero no muestran la necesidad de un nuevo contenido, producto o servicio. No podemos limitarnos a decir "qué" es lo que ha pasado, porque seremos parte del problema. Hay que pensar en cómo podemos ayudar a mejorar nuestro negocio con lo que tenemos y así podremos ser parte de la solución.
El conocimiento es dinero. El "qué pasa" es importante, pero el "por qué está pasando" es aún más importante y finalmente "el qué podemos hacer para mejorar o sacarle el máximo partido" es lo más importante. No hay que olvidar que los negocios no tienen emociones, pero las personas sí. Estamos viviendo una época de humanización de los negocios.
Según Bryan Kramer, "ya no está de moda el BtoB (Business to Business), ni el BtoC (Business to Consumer). Lo último que suena es Human to Human". No es más que el hecho de entender el lenguaje del cliente y la humanización de los negocios que también decía, por ejemplo, Israel García.