Diferentes compañías y consultoras están interesadas en tener una aproximación a lo que será elfuturo del cliente en el 2033. Se trata de poner un marco a las próximas tendencias, lo que me está implicando personalmente en el proceso.
Podríamos considerar que la realidad empírica ha demostrado que durante años no se ha dado la importancia que tenían las emociones en la toma de decisiones llevadas a cabo por el cerebro humano. No son solamente un factor más en la toma de decisiones, adicionales a la razón y a los análisis coste-beneficio sino que son el impulso final que necesita una decisión para ser tomada. Esto, unido a que se ha podido avanzar más en los últimos años en cuanto al conocimiento del cerebro que en el resto de la historia de la humanidad, hace que las emociones, constituyan la base del futuro.
Por otra parte, si tengo que contribuir al pronóstico de por dónde vendrá el mundo de la comercialización, teniendo en cuenta los antecedentes de partida: la velocidad con la que se producen los acontecimientos, el fenómeno de la globalización y el desarrollo de la tecnología. Me aventuro a pronosticar lo siguiente:
Por tanto, se hará indispensable la incorporación de nuevas formas de gestión que tengan en cuenta variables, medidas, métricas o indicadores emocionales.
Y por concluir, el “Emotional Management” lo irá ocupando todo, será protagonista de la cultura organizacional, de la reputación corporativa, de la forma de gestionar, de la forma de medir, hasta de la formación de los directivos,.. Incluso tendrá su impacto más allá de la parte de comportamiento del consumidor, su mayor utilización y conocimiento permitirá aplicar esta disciplina en los hogares, en el seno de las propias familias, para resolver y gestionar asuntos familiares.
¿Quién está dispuesto a no poner el foco en lo emocional entonces?