
Los sistemas de recomendación de contenidos tienen un impacto muy negativo en las webs
Por Redacción - 6 Junio 2016
En los últimos tiempos se ha convertido en una constante en los medios el encontrarse con contenidos relacionados al final de las noticias y, sobre todo, el encontrarse con ciertos contenidos relacionados. Antes del boom que se ha vivido en los últimos tiempos, los medios online posicionaban al final de los contenidos links a otros contenidos propios que podían resultar de interés para el lector y que lograban de ese modo atraer más atención y generar más tráfico. Lo que ahora ocurre es ligeramente diferente. Primero se vio en los medios anglosajones y ahora se está viendo por todas partes y en todo tipo de medios: las noticias relacionadas se han convertido en un nuevo terreno de juego publicitario y en uno en el que se mete prácticamente cualquier cosa.
La guerra por los contenidos relacionados no es además una cuestión en la que las grandes se estén quedando al margen, sino más bien una a la que están prestando bastante atención. Entre los nombres que han empezado a incorporar esas funcionalidades y que han empezado a luchar en esos terrenos, están Facebook, Google o Yahoo, además de las compañías que nacieron pensando directamente en ese terreno. Taboola y Outbrain son los nombres "nativos" del mercado y las que aparecen más y más en los pies de las noticias lanzando otros contenidos. Los medios que acogen estos links reciben un pago por ello y quienes dan los links que se incluyen son los que pagan por la inclusión.
En principio, esos contenidos son contenidos relacionados con la noticia en cuestión y contenidos que por ello al consumidor deberían interesarle. Sin embargo, como cualquier lector de medios online habrá detectado en los últimos tiempos, los contenidos que aparecen destacados al pie de la noticia como links patrocinados son, más bien, variopintos. Lo que cabe ahí es prácticamente cualquier cosa, desde noticias sobre la Barbie humana a, cómo no, titulares sobre una fascinante dieta que ha hecho que un ama de casa de algún lugar sorprenda a los médicos. La sensación que queda es que, por mucho que la idea que se venda es que se nos va a ofrecer información relevante, lo que ahí entra es prácticamente cualquier cosa y que muchos de esos links son contenidos absolutamente irrelevantes y, posiblemente, mucho más cercanos al spam.
Lo cierto es que la acusación y la percepción no es nueva. Como ya apuntaba en un artículo en 2014 un periodista en Fortune, muchos estaban ya entonces acusando a estos servicios de ser meramente una fuente de spam. No solo esos links llevaban muchas veces a sites cuestionables sino que también lo hacían a contenidos irrelevantes, lo que estaba (hace ya dos años) causando un hartazgo entre los internautas. Desde entonces, la presencia de estos servicios no ha parado de crecer, pero tampoco ha dejado de hacerlo quienes los ven como una especie de molesto ruido de fondo. Algunos grandes medios no los han incorporado porque creen que lastra la experiencia de navegación y los consumidores han empezado a ser mucho más conscientes de ellos, tanto que algunos consideran que podrían ser uno más de los clavos en el ataúd de la publicidad online llamado adblockers.
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