El término disruptivo no es novedoso, pero en el marketing se ha estado utilizando mucho en los últimos tiempos, sobre todo luego de la aparición del libro de Geoffrey Colon Disruptive Marketing: What Growth Hackers, Data Punks, and Other Hybrid Thinkers Can Teach Us About Navigating the New Normal. Y en verdad, siempre hubo cambios abruptos en la industria, pero nunca en tan poco tiempo desde que lo digital ganó terreno. Y si bien disruptivo significa romper con una estructura, en el marketing hablamos de su efecto: romper para diferenciarnos y generar sorpresa y asombro.

Sabemos que la transformación tecnológica modificó las relaciones -laborales y personales- y que también existe un cambio de paradigma y un cambio generacional. En efecto, lo que se busca con el Marketing Disruptivo es básicamente 3 cosas: Romper con lo tradicional, Probas cosas nuevas todo el tiempo y Relacionar a las personas.

El precio sí importa, pero cada vez menos, porque nos identificamos con lo que nos están diciendo los productos. Por ello, hay que dejar de ser marcas que le hablamos a las personas. Hoy, debemos ser personas que le hablamos a otras personas.

Alvin Toffler ya lo había observado en 1980 en su libro La Tercera Ola: todos en un futuro seremos prosumidores, la conjunción entre productores y consumidores. Y es hoy, con las Generaciones Y (millenials) y Z, cuando está ocurriendo. ¿Qué exige el nuevo consumidor? Busca participación, Visibiliza el producto, Produce contenido en las redes, Es inteligente, Está informado, Compara, Establece relaciones horizontales e Interactúa con las marcas.

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